Kafka en la Feria del Libro
UNA LECTURA PARTICULAR DE SUPLEMENTOS LITERARIOS
Se abrió la Feria del Libro de Madrid (el pasado viernes) y con ella el aluvión de recomendaciones, de páginas publicitarias en los medios, de consignas (¡lea algo, idiota!), de reflexiones sobre el futuro del libro, de la precarización del oficio de escribir y de los escritores en busca de público a quien firmar, de los libros de autoayuda con los que se autoayudan las editoriales, de David (librería) contra Goliat (Amazon), o de la proliferación de ensayos en torno a la jaula cerrada del capitalismo. Este año se inauguró la Feria de Madrid entre el rescoldo dejado por Taylor Swift y la previa de la Champions. Swift no se quedó en Madrid a firmar las letras de sus canciones (lo hubiera petao) y el trofeo de la UEFA regresa a Madrid en la Feria del deporte.
Este fenómeno anual de celebración del libro mediante santos y ferias da pie también a algunas situaciones kafkianas, un término que este año, y en esta fecha, 3 de junio, resuena a homenaje, pues se cumplen cien años de la muerte de Franz Kafka. Ya nos hemos ocupado en entregas anteriores del aniversario del checo, y de cómo está provocando numerosas reediciones de su obra. Más adelante volvemos sobre él al hilo del reportaje que publica LA LECTURA, en el que trata de desmontar algunos estereotipos que le acompañan.
Los suplementos culturales, como no podía ser de otra manera, ponen por tanto el foco esta semana en la Feria de Madrid, aunque aún desde una perspectiva previa, pues debían tenerlos preparados para este viernes o sábado, por lo que apostaron por encargar a libreros, críticos o editores dictar sus preferencias (en esto se adelantó BABELIA en el número anterior). Y como las listas se hacen interminables, dejemos anotado que si en BABELIA, por ejemplo, La península de las casas vacías, de David Uclés aparecía el primero en la lista de narrativa española, en ABC CULTURAL no aparece. En LA LECTURA han apostado por pedir a varios escritores cuál es su libro favorito para la Feria, y así nos encontramos que a Fernández Mallo le gusta Vibración, de Ovejero, mientras que Aramburu apuesta por la última de Fernández Mallo, Madre de corazón atómica. También se observan afinidades que quizá respondan más a la amistad que a la admiración, pero no entraremos en ello.
Decíamos que todos los suplementos habían ido por el mismo camino a la hora de afrontar la información sobre la Feria, pero no es del todo cierto: los que podríamos denominar “periféricos”, CULTURA/S y ABRIL, por ejemplo, son más comedidos: ninguna referencia en el primero, y solo un artículo y alguna referencia perdida en el segundo. Sí coinciden sus respectivos directores, Sergio Vila-Sanjuán y Álex Sàlmon, en dedicar sus columnas a los actos literarios que desde hace unos años arropan el fallo de los premios literarios de novela y poesía que concede el Ayuntamiento de Barbastro.
El director de ABRIL cuenta que quedó encantado en su asistencia a los actos previos. Elogia que “una ciudad con 17.000 habitantes tenga tres librerías, y de nivel”, y hasta al hotel donde le alojó la organización le disculpa alguna incomodidad padecida: “el Sancho Ramiro, escenario ideal para una novela de Stephen King. Su última reforma fue en 1970, y así sigue. Sin enchufes, con olor a muy antiguo, agua caliente irregular, ahora sí, ahora no, sin desayuno ni wifi, y un recepcionista adusto. Una experiencia factual, pero que llena de contenido la imaginación”.
Vila-Sanjuán, de CULTURA/S habla de lo ocurrido durante el largo del fin de semana en Barbastro, donde se sucedieron “mesas redondas sobre los paisajes distópicos, las librerías de viejo, la literatura del mar, las plataformas de despegue editorial, los escritores viajeros o las ciudades en crisis”. Además de la presencia de Sara Barquinero, “autora de la ambiciosa y voluminosa novela Los escorpiones, uno de los fenómenos de la temporada, segura y enigmática” –escribe– “los espectadores disfrutaron con los amistosos piques de bibliófilo entre Andrés Trapiello y Luis Alberto de Cuenca; con el humor del novelista barcelonés Miqui Otero, las intervenciones de Berna González Harbour, Monika Zgustova y Gabi Martínez, y la crónica de cierre de la periodista zaragozana Ana Segura. Las librerías de la ciudad (Castillón, Ibor y Moisés) se suman activamente al certamen”. Lo dicho, Barbastro, y su Festival Barbitania, aparece en el mapa del libro de al menos estos dos suplementos, que no todo va a ser Sant Jordi y el Retiro.
De regreso a la Feria de Madrid, uno de los rituales será la firma de libros por sus autores. A cuento de esto, de las firmas de escritores, a Eduardo Bravo, de ABRIL, se le ocurrió preguntar a varios escritores actuales qué libro les gustaría que les hubiera firmado su autor y, mira por dónde, “uno de los rasgos que comparten varios de los participantes de este juego es su nula mitomanía”, dice el autor del reportaje, y pone como ejemplo de tal actitud a César Pérez Gellida, ganador de la última edición del Premio Nadal, que se confiesa “poco mitómano”, y le cuesta “entender cuando la gente espera una hora, dos horas o lo que haga falta para conseguir una firma mía” aunque sí haría el esfuerzo por conseguir una firma, una foto y unas palabras de Charles Bukowski. Un poco más sinceramente mitómana se confiesa Inés Martín Rodrigo, que si algo lamenta es no haber conocido a Joan Didión. “Si hubiera tenido la suerte, el privilegio de conversar con ella, sin duda le habría pedido que me firmara El año del pensamiento mágico…”. Y Esther García Llovet haría cola para una firma de Bolaño… y así.
Los adjetivos del fútbol
Seguimos en el Retiro, como el lema de esta edición es “El deporte ilumina la Feria”, los suplementos se han visto obligados a estrujarse la imaginación y escribir ad hoc. Lo hizo BABELIA (ya hemos dicho que se adelantó) y esta semana otros siguen la pista marcada, como es el caso de EL CULTURAL y LA LECTURA. En el primero, Alberto Ojeda, reunió para un diálogo al ex-futbolista y entrenador Jorge Valdano y al escritor Juan Villoro, “el jugador letraherido” y el “escritor futbolero”. Ambos son viejos conocidos. Allá por 1995, Valdano (a instancias de Juan Cruz ¡quién si no!), escribió a cuarenta autores para que escribieran un cuento de tema futbolístico, a lo que una gran mayoría respondió, entre ellos Villoro, que luego entrevistaría al argentino para su libro Dios es redondo. Un libro que, según Valdano, es un “referente cultural tremendo para el mundo del fútbol. Hay que decir que los intelectuales nos dejaron solos durante mucho tiempo, hasta que empezaron a aparecer Galeano, Vázquez Montalbán, Soriano, Benedetti…” Y añade que desde que leyó a Vázquez Montalbán entiende el fútbol de otra manera: “empecé a tener más presente el potencial representativo e incluso político que hay bajo la aparente ingenuidad de un partido”. En los vestuarios los tiempos han cambiado, dice. En el diálogo se recuerda que jugadores como Pardeza o Butragueño eran lectores, mientras que ahora, dice Valdano, “es algo que se ha perdido en las concentraciones: leer y conversar. Eso es lo que me cuentan los entrenadores. Para ellos, la batalla contra el móvil está perdida. Pillan a los jugadores con él hasta en los entrenamientos de los partidos”.
Villoro considera importante que en un mundo tan parco en palabras como es el del fútbol haya gente como Valdano, “porque la palabra en el fútbol ha generado ilusiones y hasta realidades”, y para su confirmación cuenta que en Brasil hubo una generación de periodistas extraordinarios que crearon un discurso previo a los grandes triunfos del equipo, “hasta el punto de que algunos sostienen que a la selección no le quedó más remedio que ejecutar las profecías”. Y tiene también palabras para Guardiola: “toda su inteligencia la vuelca en el juego. Hablando con él, derrocha picardía y simpatía. Y pasión. Está siempre focalizado en ganar el siguiente partido. Es como el Cholo Simeone, aunque con más adjetivos”. Y la conversación sigue… en tono amistoso e inteligente, con reconocimientos mutuos entre ese barcelonista de México que es Villoro y el argentino madridista. Una conversación de Feria del Libro, no tanto de campo de fútbol.
Kafka en el imaginario
Como decíamos, hoy se cumplen cien años de la muerte de Kafka, y en LA LECTURA, Andrés Seoane firma un reportaje que, significativamente, titula “En busca del Kafka desconocido: Un escritor alegre, tierno, bromista… y hasta muy ligón”. Seoane ha ido a una de las fuentes más autorizadas, Reiner Stach, autor de “la monumental biografía publicada en dos tomos por Acantilado”, que dedicó veinte años de su vida a reconstruir el puzle que fue la vida y la obra del autor checo, que le permitieron comprender “la magnitud de la distorsión que alcanzó la figura de un hombre `superado por su fracaso, quizás más imaginario que real´, pero que en ningún caso fue ese cliché de `bicho raro apartado del mundo, neurótico, introvertido, enfermo e inquietante´ asegura el editor y mayor experto mundial en el escritor”.
Y es que si te adentras en la biografía de Kafka escrita por Stach no es difícil preguntarse si no es que seremos nosotros los kafkianos.
H. Huilson