Orquestas en escenarios convulsos (1)
UN MÚSICO Y UN FILÓSOFO
Se llama West-Eastern Divan. El nombre está inspirado en un libro de poemas de Goethe y la forman músicos israelíes y palestinos, todos juntos en el mismo escenario, compartiendo atril si es necesario. La iniciativa partió en el año 1999. La idea también tenía dos caras o, mejor dicho, dos nombres, dos personalidades que, lejos de estar confrontadas, tenían un denominador común: la paz y el entendimiento entre dos pueblos enemigos desde hacía siglos y sin posibilidades, por lo que se ve en la actualidad, de reconciliación.
El judío israelí es Daniel Barenboim, director de orquesta, pianista y una figura clave en la música del siglo XX y lo que llevamos de XXI. El palestino, Edward Said, filósofo, profesor de Literatura en la Universidad de Columbia y activista palestino, lo que le llevó a ocupar un puesto en el Consejo Nacional Palestino durante quince años. El nexo de unión: la música.
Filósofo y músico crearon en el año 1999 la orquesta de jóvenes músicos de las dos nacionalidades, a la que se unieron, con el paso del tiempo, jóvenes promesas de distintos instrumentos de otros países árabes. Y no sólo de los territorios de Oriente Medio.
La semilla del West-Eastern Divan tiene su origen en las conversaciones y debates que sus fundadores, Edward Said y Daniel Barenboim, mantuvieron, unidos por una gran amistad. El filósofo palestino y el director y pianista israelí debatían habitualmente sobre música, cultura y humanismo, lo que los llevó a constatar la necesidad ineludible de plantear un enfoque alternativo al conflicto palestino-israelí. La oportunidad de llevarlo a cabo surgió cuando Barenboim y Said crearon el primer taller orquestal basándose en su propia experiencia personal. Este proyecto piloto evolucionó hasta convertirse en la Orquesta West-Eastern Divan, que hoy en día es conocida a nivel internacional.
Cuando la orquesta echó a andar lo hizo en la ciudad alemana de Weimar, escenario de la primera república que se constituyó en Alemania tras la I Guerra Mundial. Entre los años 2001 y 2002 la sede pasó a estar ubicada en Chicago.
La iniciativa caló hondo entre las autoridades españolas, y a partir de 2002, la Junta de Andalucía se hizo cargo del patrocinio de la orquesta que fijó su residencia en la capital andaluza. Ese mismo año, Barenhoim y Said recibieron el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. En Sevilla comenzaron a desarrollarse talleres musicales a los que se incorporaban jóvenes españoles. Un mosaico de músicos de distintas nacionalidades con el único objetivo de llevar a todo el mundo un mensaje: la convivencia y el entendimiento entre personas es posible.
Desde su creación, la Orquesta West-Eastern Divan ha actuado en numerosos países de Europa (España, Alemania, Reino Unido, Francia, Suiza, Bélgica, Turquía, Italia y Portugal) y de América (Estados Unidos, Argentina, Uruguay y Brasil). En agosto de 2003 la orquesta tocó por primera vez en un país árabe con un concierto en Rabat (Marruecos), y en 2005 dio su primer concierto en un país de Oriente Próximo al ofrecer una actuación en la ciudad palestina dde Ramala.
El repertorio de la orquesta va más allá de la música sinfónica. También han interpretado óperas y música de cámara. Cada verano, los integrantes de esta orquesta singular se reúnen en Sevilla y organizan talleres donde comparten experiencias y ponen en marcha nuevos proyectos.
La West-Eastern Divan es una formación asidua en grandes escenarios como Philharmonie de Berlín, el Musikverein de Viena, , la Salle Pleyel de París, el Carnegie Hall de Londres, el Grosses Festspielhaus de Salzburgo, el KKL de Lucerna, el Teatro alla Scala de Milán, el Teatro Colón de Buenos Aires, y un largo etcétera.
Pero si hay un lugar donde cada año es esperada con verdadera devoción por todo lo que representa la orquesta y su director es en los Proms de Londres, organizados por la BBC. Es costumbre que los jóvenes israelíes y palestinos con su creador al frente acudan todos los veranos al Royal Albert Hall londinense para interpretar la obra más emblemática y que mejor recoge el espíritu que quiere transmitir la formación: la paz, la concordia, el entendimiento y la libertad de todos los pueblos. Y ,claro, no puede ser otra que la Novena Sinfonía de Beethoven.
Gabriel Sánchez
Prom 18. Novena Sinfonía de Beethoven, mvto 4, dirigida por Barenboim con la orquesta West-Eastern Divan: