Los poemas del patio

De una expedición no efectuada al Himalaya

The Glossglockner, obra del pintor, ilustrador y alpinista alemán E.T. Compton (1849-1921)

Ajá, así que esto es el Himalaya. 
Montañas corriendo hacia la luna. 
El momento del despegue eternizado 
en un cielo de pronto descosido. 
Un desierto de nubes perforado. 
Golpe de la nada. 
Eco: blanca mudez. 
Silencio. 
     Yeti, abajo es miércoles: 
hay pan, abecedario, 
dos y dos son cuatro 
y la nieve se derrite. 
Hay una manzana roja 
partida en cruz. 
     Yeti, no solo el crimen 
es posible. 
Yeti, no todas las palabras 
condenan a muerte. 
     Heredamos la esperanza, 
don del olvido. 
Verás como parimos 
en las ruinas. 
     Yeti, tenemos a Shakespeare. 
Yeti, tocamos el violín. 
Yeti, en la penumbra 
encendemos la luz. 
     Aquí, ni luna ni tierra, 
y se congelan las lágrimas. 
¡Yeti, cuasiconejo lunar, 
piénsalo bien y vuelve! 
     Así, entre cuatro paredes de avalanchas, 
llamaba al Yeti y pataleaba, 
para entrar en calor, 
sobre las nieves 
perpetuas.

Wyslawa Szymborska

La poeta que se nos parece
Hasta ser galardonada con el Premio Goethe en 1991 y el Nobel en 1996, no obtuvo Szymborska el reconocimiento del que goza, aunque algunos “catadores” ya apreciaban antes su poesía. Empezó a escribir muy joven, pero hizo limpia de sus primeros libros. Llamando al Yeti data de 1957, y es el que se cita como el inicio de su obra. En él mostrará sus rasgos poéticos: asombrar y a la vez conmover, y todo ello con humor, haciendo reír. Hay que dejarse llevar por la voz de Szymborska y notar cómo nos es cotidiana, cercana, nuestra. Por ejemplo: miremos ese cuadro de Vermeer, ese de la joven vertiendo la leche. Escuchen, podría ser nuestra propia voz:
“Mientras esa mujer del Rijksmuseum
con esa calma y concentración pintadas
siga vertiendo día tras día
la leche de la jarra al cuenco
no merecerá el Mundo
el fin del mundo”.

Y también dice cosas como esta que quizá le oímos a algún allegado:
“Prefiero el cine.
Prefiero los gatos.
Prefiero los robles a orillas del río.
Prefiero Dickens a Dostoievski.
Prefiero que me guste la gente
a amar a la humanidad”

¿No lo oyeron nunca? ¿Seguro? Aventuro que sí. Pues esa es Szymborska, una poeta cercana.
A.S.

Un comentario en «De una expedición no efectuada al Himalaya»

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