Relatos con música

Una obrita menor para una gran obra

Inauguración del Canal de Suez en 1869. Ilustración del francés Édouard Riou

Toda la realeza, en sus distintas versiones, se dio cita aquel 17 de noviembre de 1869 a orillas del Mediterráneo, concretamente en la ciudad que había fundado Brahim Said, artífice del proyecto que ese día se convertía en realidad. La ciudad llevaba por nombre Puerto Said. Iban a ser testigos de la inauguración de la obra de ingeniería más extraordinaria nunca vista. Si dijéramos que era una obra faraónica, estaríamos cayendo en un tópico que aquí vendría al pelo, pero no sería más que un adjetivo demasiado simplón, manido y traído hasta aquí de forma muy poco original.

Ferdinand de Lesseps, retratado por el fotógrafo francés Felix Nadar

A lo que vamos: el anfitrión era el virrey de Egipto, Ibrahim Pachá. Le acompañaban en la tribuna la emperatriz de Francia, esposa del emperador Napoleón III, la española Eugenia de Montijo. A su lado, el sultán de Turquía, el emperador de Austria, Francisco José y su esposa, la emperatriz Sissí, el príncipe de Gales, el heredero de la corona de Holanda, el sha de Persia, el príncipe de Prusia…. Así hasta seis mil personas que habían sido invitadas personalmente por  Pachá para tan distinguido acontecimiento que cambiaría el intercambio comercial  en el mundo entero.

Y dos personas más que no pertenecían a la realeza en ninguna de sus distintas variantes. El arquitecto francés Ferdinand de Lesseps y el músico austriaco Johann Strauss. Su presencia estaba sobradamente justificada entre tanta sangre azul.

La emperatriz Eugenia fue la madrina. Aunque española, representaba a Francia, país artífice del proyecto  y que había financiado con dinero, maquinaria e ingeniería. Said, que había gobernado Egipto desde 1854 hasta 1863 había sido educado en Francia. Tenía muy buena amistad con Lesseps y le encargó la construcción de la obra de ingeniería más fastuosa jamás construida hasta el momento, aunque no la pudo ver terminada. Lesseps, pues, tenía razones sobradas para estar en la tribuna.

La presencia del otro invitado que no llevaba corona también estaba sobradamente justificada.

Johann Strauss hijo

Para la inauguración de la magna obra, el virrey Pachá había llamado a Giuseppe Verdi. Le encargó una marcha conmemorativa. Pero el italiano se negó, alegando que no componía por encargo y menos para acontecimientos determinados. ¿Qué hacer? Recurrir al otro compositor de moda de la época, Johann Strauss hijo, el rey del vals. Y se le hizo el encargo. El austriaco aceptó y compuso una marcha triunfal para tan solemne acontecimiento: la Marcha egipcia, el opus 335 de su catálogo.

Todos en la tribuna, la emperatriz Eugenia cortando la cinta y dos barcos, uno desde Port Said y otro desde Suez, cruzando los 190 kilómetros que unen artificialmente el Mar Mediterráneo con el Mar Rojo. Y allí, junto a los más altos dignatarios de todo el mundo, una orquesta dirigida por Johann Strauss, interpretando la Marcha egipcia.

La partitura se repitió en la cena de gala de Ibrahim Pachá ofreció a sus invitados por la noche. Pero hay que decir que la obra no se interpretó por primera vez en la inauguración del Canal de Suez. Meses antes, concretamente el 6 de julio de 1869, Strauss había estrenado su composición en San Petersburgo, pero con otro título: La Marcha de los Circasianos. Era un homenaje a los circasianos, una etnia natural de la región de Circasia, en el noroeste del Cáucaso. ¿Por qué la misma pieza con dos títulos? Era frecuente en la época esta práctica por parte de los compositores. Estrenaban la obra para conocer la reacción del público el día del estreno. Si había críticas, se modificaba la partitura y si no, pues se había acertado y ya podía ir a las editoriales para ser difundida por el mundo entero.

Hay una malsana confusión en torno al papel de Verdi en los actos de inauguración del Canal de Suez. En algunos círculos se extendió la idea de que el compositor italiano había entregado la partitura de Aida para ser estrenada en los actos conmemorativos de la inauguración del canal. Nada más lejos de la realidad. Sí es cierto que Aida fue estrenada en el Teatro Real de El Cairo, pero en 1871, es decir tres años después de la inauguración del canal. Y también es cierto que, meses antes de que los barcos pudieran atravesarlo, concretamente en el mes de junio de ese mismo año, el Teatro Real cairota ofreció una ópera de Verdi. Pero no era Aida, sino Rigoletto. Eso de las fakes news no es de ahora, aunque provoquen la misma confusión.

Gabriel Sánchez

La Orquesta Sinfónica Juvenil de Polonia en Bytom interpreta, bajo la batuta de Maciej Tomasiewicz, la Marcha egipcia de Johann Strauss hijo (2015):

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