El melocotonazo

EL MELOCOTONAZO DE LA SEMANA #2

Doja Cat – Paint The Town Red

El Diablo vende. Y si no, que le pregunten a los Rolling Stones. O a los medios de comunicación estadounidenses que desataron el “pánico satánico” en los 80 y dispararon sus índices de audiencia. El equipo creativo de Doja Cat sabe de marketing y ha aprovechado el título de su nuevo single para colocarlo en lo más alto de las listas, donde sigue instalado desde hace más de un mes. 

Doja Cat – Paint The Town Red

“Paint The Town Red” es una expresión inglesa que, según el Cambridge Dictionary, significa “salir de fiesta y disfrutar con amigos bebiendo, bailando y riendo”. Aunque esto le siga pareciendo un comportamiento bastante satánico a muchos fundamentalistas religiosos, la letra de la canción no es más que un alegato de independencia personal y artística de la californiana. Pero bueno, como rezaba el título de un álbum de Oddisee, people hear what they see. Es decir, la gente escucha lo que ve.

Aparte del videoclip, las referencias al Maligno son prácticamente inexistentes. Más allá del “She a devil” del estribillo, “I’m a demon lord” es la única frase que podría malinterpretarse y, aun así, es más razonable traducirla como “soy el malo final”, una metáfora ‘videojueguesca’ para potenciar el egotrip de la canción. Eso no ha impedido que hayan proliferado las conspiranoias ‘nuevoordenmundialistas’ en las redes sociales, acusando a Doja Cat de satanista e illuminati.

Las Vecinas de Valencia – “Sin ser nada de eso yo”

La estructura de la canción es bastante clásica: intro presentando el sample, estribillo en dos partes, verso, estribillo en dos partes, verso, estribillo en dos partes y otro con el sample otra vez. Cada “verso” equivale a lo que también se conoce como “16 bars”: una medida podríamos decir tradicional en el mundillo del hip-ho… Un momento, ¿la estructura es capicúa? ¡Ahá, he ahí la marca de Belcebú! O eso diría la Santa Inquisición hace 500 años.

En realidad, detrás de la composición y producción de la exitosa canción se esconden otros nombres. Earl On The Beat, DJ Replay, Jean-Baptiste Kouame y Karl Rubin firman, junto a la artista principal, este melocotonazo inspirado en el “snap-rap” del sur de Estados Unidos. A esos nombres se suman los del compositor Burt Bacharach y el liricista Hal David, los creadores de “Walk On By”, la canción sampleada para la ocasión y que popularizó Dionne Warwick en los años 60. La cantante de soul-pop se declara abiertamente cristiana y me la puedo imaginar mirando atónita el videoclip de Doja Cat y exclamando “¡Si van a utilizar mi canción para hacer apología del Demonio, más les vale pagar derechos de autor!” Sabe más el diablo…

Dionne Warwick – Walk On By

También fue en la década de los sesenta cuando Anton Szandor Lavey fundó La Iglesia de Satán y consiguió que la ley de EEUU reconociera legalmente el satanismo como religión organizada. Lo que muchos años después ha permitido que una organización como The Satanic Temple (alejada ya de los orígenes ‘aynrandistas’ de sus antecesores y con más inspiración progresista) se cuele en los espacios públicos de algunas ciudades para defender su secularización y contrarrestar la apropiación de los mismos por parte del evangelismo más recalcitrante y politizado. Con bastantes dosis de humor e ironía, por cierto.

Doja Cat no llega a tanto pero sí ha conseguido cabrear a unos cuantos padres a los que todavía les asusta que sus hijos se entretengan con imágenes tan “perversas”. Como dijo irónicamente el fundador de lo que hoy se conoce como satanismo moderno, “Satán ha sido el mejor amigo que la Iglesia jamás haya tenido, ya que él la ha mantenido en el negocio todos estos años”. Y a Doja Cat también, añadiría yo.

Escrito por William Hear

Anton Szandor Lavey tocando música de circo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *