Noches de desenfreno, mañanas de ibuprofeno…
El reggaeton de fondo mientras nos pintamos y vestimos. Que si me dejas una camiseta y te dejo los pendientes, esos que te gustan. Una copa para ir calentando motores al ritmo de Daddy Yankee, “no le rinde cuentas a nadie” dice nuestro himno Gasolina.
“Acicalás” como Karol G salimos a bailar y beber y pasarlo bien. El mañana no existe. Quizás esto también cuente como mindfulness. No estoy segura, pero tampoco importa. Ahora que empieza a moverse el mundo poco a poco, a abrirse locales y llenarse terrazas, por fin sentimos una especie de normalidad volver a nuestras vidas de veinteañeras.
Vamos a divertirnos y a sufrir el resacón al día siguiente, que somos jóvenes y hay que recuperar el tiempo perdido.
PAULA
Qué perfecta ilustración del texto. Los dibujos un lujo.
Y por suerte la resaca a los veinte se pasa en poco rato. Así cualquiera se pasa la noche de juerga. Está todo calculado, la penalización es muy benévola.