Paga la apuesta

Todo comenzó una tarde de domingo, allá por 1976 en el Brisbane Road, el estadio del equipo de fútbol Leyton Orient, el segundo club más antiguo de Londres. Los aficionados saben que su equipo nunca ganará la Premier, pero se conforman con que, de vez en cuando, venzan con honor a sus rivales más osados. Y eso ocurrió aquella tarde de domingo. En las gradas, dos hermanos, aficionados al fútbol y a la música, aunque con recorridos profesionales completamente distintos: Andrew, compositor de música rock y Julian, violonchelista reputado y miembro de las orquestas sinfónicas más prestigiosas del Reino Unido. Apostaron. Andrew por la victoria del equipo visitante y Julian por el triunfo de su Leyton del alma. Al final, los locales ganaron a sus rivales. Andrew tuvo que pagar la apuesta. ¿Con qué moneda? Con música, naturalmente.
Andrew Lloyd Webber, cuyo nombre encabeza partituras de musicales tan solemnes como El fantasma de la ópera, Jesucristo Superstar, Evita o Cats, un clásico de Broadway, comprometido a escribir una partitura para violonchelo clásico que debe interpretar su hermano, ganador de la apuesta. Y no se le ocurrió mejor idea que trasladar el Capricho 24 de Paganini –una composición decenas de veces versionada, desde Franz Liszt a Rachmaninoff, pasando por Benny Goodman– a una banda de rock.
El resultado fue un disco que vio la luz en 1978 y que llevaba por título Variations. Julian Lloyd Webber y su violonchelo al frente de una orquesta de rock en la que destacaba la presencia, por ejemplo, de Phil Colins, Gary Moore, reconocido guitarrista de blues y los teclistas Rod Argent y Don Airey. Estos dos últimos aportaron un sonido propio del sintetizador, que va calando a lo largo de toda la versión.

Desde las primeras notas, puede comprobarse que la variación de la obra de Paganini se sale de todos los cánones clásicos y adquiere un tono imaginativo y original, muy alejado de la música culta. Incluso rompe con los esquemas que había utilizado, por ejemplo, Liszt o Rachmaninoff, que prefirieron seguir la estela clásica, a su manera, que había marcado el compositor italiano. Lloyd Webber se mueve por otros derroteros completamente distintos.
En 1978 Variations alcanzó el número dos en la lista de los discos más vendidos en el Reino Unido. Un año antes, la obra fue estrenada en el festival de Sydmonton, una reunión veraniega de músicos de rock, que se celebra en una capilla desacralizada del siglo XVI en los terrenos de Hampshire, a unos 85 kilómetros de Londres.

En 1986, Lorin Maazel se atrevió con la partitura compuesta por Andrew Lloyd Webber y realizó una versión sinfónica con la Orquesta Filarmónica de Londres y Julian como solista. Tuvo seguidores y detractores: para los primeros, la versión orquestal devolvía la autenticidad y el clasicismo de la obra concebida por Paganini, introduciendo las variaciones propias de la partitura versionada por el inglés. Para otros, la verdadera originalidad y esencia de la composición radicaba en la apuesta eminentemente rockera de un clásico. Sea como fuere, hay que reconocer la verdadera originalidad y calidad de la composición, en cualquiera de sus versiones.
Gabriel Sánchez
Variations, interpretada por Julian Lloyd en 1978 junto a la banda británica de jazz rock progresivo Colosseum II:
Aquí, Julian Lloyd Webber interpreta Variations I-IV en The Royal Albert Hall de Londres en 1981:
