Reabrimos el Patio Sin Red

Avivando la curiosidad

Ha llegado septiembre. Se acabaron las vacaciones y empieza un nuevo curso, el segundo de Patio Sin Red, este espacio-web que abrimos a primeros de año, segundo de pandemia, con el ánimo de despertar la curiosidad. De quién, os preguntaréis. No lo sabíamos cuando emprendimos la aventura, pero nos picó la curiosidad por descubrirlo. Después de estos meses ya lo sabemos: la nuestra y la de aquellos que se decidieran a pasar un rato por el Patio. Pensamos que la curiosidad nos guía y nos mantiene en forma, porque si “la vejez es la pérdida de la curiosidad” (Azorín), y “la felicidad constante es la curiosidad” (Munro), sabio es apostar por ella; sabiendo, eso sí, y por eso nuestro lema, que “una curiosidad no se fuerza, se despierta” (Pennac). De hecho, “es un milagro que la curiosidad sobreviva a la educación reglada” (Einstein), porque, ante todo, “la curiosidad es insubordinación en su forma más pura” (Nabokov).

Dejó escrito Samuel Johnson que “la curiosidad es una de las más permanentes y seguras características de una vigorosa inteligencia”, lo que Bolaño ratificó al sentenciar que “el humor y la curiosidad son las más puras formas de inteligencia”.

No estamos de acuerdo con la apreciación de que “una de las principales enfermedades del hombre es su inquieta curiosidad por conocer lo que no puede llegar a saber” (Pascal), más bien creemos lo contrario, que “para aprender tiene mayor eficacia la natural curiosidad que no una temerosa coacción” (San Agustín).

Por lo tanto, los editores de esta web nos proponemos refutar la tesis de Chejov, que se atrevió a decir: “He observado que después del matrimonio las personas dejan de ser curiosas”. Y para ello, incorporaremos en la nueva temporada nuevas secciones para contribuir a que sigan ustedes con esa empedernida curiosidad que tanto les rejuvenece, según hemos podido observar.

LA REDACCIÓN