Relatos con música

El español que hizo historia en la Scala de Milán

Miguel Fleta (RTVE)

La representación había sido todo un éxito. Toda Italia se rendía a la voz de aquel tenor que había sabido captar todos y cada uno de los registros de la obra, pero que le había dado una impronta, un sello completamente personal. La noticia había corrido de boca en boca y, noche tras noche, el teatro se llenaba de público –puristas y no tanto—para ser espectadores del fenómeno en persona, sin versiones más o menos interesadas de por medio.

Aquel fraseo en las notas finales del aria era toda una novedad. Cómo mantenía la respiración durante segundos, cómo   prolongaba aquel “Muta d’ acento”, antes de llegar al apoteósico “E di pensier”. Era la estrofa final del aria La donna e mobile, quizá la más famosa de las que se pueden escuchar en el Rigoletto, de Verdi

Ya en el camerino, el tenor recibió la visita del director de orquesta que llevaba dirigiendo la obra días, y  se encontraba con el mismo espectáculo de explosión de vítores, aplausos prolongados y muestras de reconocimiento, noche tras noche. 

Arturo Toscanini estaba verdaderamente contrariado. Había esperado algunos días para enfrentarse al tenor, pero viendo que no rectificaba en su actitud y prolongaba los fraseos no previstos en la partitura, lo que le obligaba a parar la orquesta mientras el cantante alargaba y alargaba la frase sin terminar, no se lo pensó dos veces:

-Señor Fleta, no quiero divos en el escenario. Aquí, el único divo que hay soy yo.

Miguel Fleta no esperó a que Toscanini terminara la frase, si es que tenía algo más que añadir: 

-Maestro, a quien aplaude el público  es a mí. A usted sólo le ven la espalda….

A pesar de las desavenencias –muchas- entre el director de la Scala de Milán y el tenor español, el reconocimiento hacia la voz de uno de los cantantes más reputados y reconocidos de la historia de la ópera de todos los tiempos era evidente.

Giacomo Puccini murió en Bruselas en 1924. Dejaba inconclusa una de las obras más emblemáticas del repertorio operístico del siglo XX: Turandot.  Cuando el cáncer de garganta que padecía el compositor, y que le había llevado a la capital belga para ser tratado, se agravó, Puccini escribió a Arturo Toscanini una carta en la que le indicaba quién debía protagonizar la obra que dejaba sin terminar. Era necesario que Calaf, el protagonista masculino de la ópera, tuviera una voz dulce, aterciopelada, que proporcionara paz y sosiego. Así veía el autor al protagonista que había creado  junto a los libretistas Giuseppe Adami y Renato Simoni.

Y el maestro Toscanini, siguiendo las recomendaciones de Puccini, le ofreció el papel a Miguel Fleta, quien la estrenó en L’ Scala de Milán el 26 de abril de 1926. 

Quizá el aria más reconocida de todo el libreto es el famoso Nessun dorma, (Que nadie duerma), que interpreta el personaje de Calaf, un príncipe que desafía a la malvada princesa Turandot a que averigüe el nombre de quien  ha sido capaz de acertar las tres adivinanzas con las que la princesa trata de probar a todos sus pretendientes, bajo pena de muerte si yerran. Turandot ordena que nadie duerma en la ciudad hasta averiguar quién es el príncipe que la provoca de esa manera, y Calaf canta:

Dilegua, oh notte (Vete, oh noche)

Tramontate, stelle (Bajad, estrellas)
All’alba vincerò (Ganaré al amanecer)
Vincerò (Ganaré)
Vincerò (Ganaré)

Miguel Fleta se convirtió en el primer tenor que cantó esta aria tan famosa. De todo su legado, que es mucho, tal vez el acontecimiento histórico más significativo que lleva su nombre es el de ser el tenor que primero puso su voz a tan famosísimo canto que consta en el repertorio de todos los tenores del mundo que se precien. Lástima que no haya quedado registro grabado de la interpretación. Quienes acudieron al estreno calificaron el trabajo del tenor español como de magistral, que no  pudo ser  superado por las voces más prestigiosas del momento. 

Un tenor español, pues, en la cúspide de la meca de la ópera, en el estreno de una de las obras más importantes, con el aria, seguramente, más famosa de cuantas se escribieron en el siglo XX.

De la vida y milagros del tenor español, luces y sombras que se diría en estos casos, mejor lo dejamos para mejor ocasión.

Gabriel Sánchez

Luciano Pavarotti canta Nessun dorma de la ópera Turandot de Puccini en un concierto de 1994 en Los Ángeles:

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