El rincón de Paula

Un día de spa

Me gusta mimarme así que el otro día fui a una sesión de spa. El suave aroma a lavanda, la luz tenue, sonidos del bosque saliendo por un altavoz a un volumen moderado…, todo trabaja en armonía para crear un ambiente de relajación. 

Empieza el tratamiento y entre los tirones de pelo, la exfoliación que me deja en carne viva y el masaje que parece más una paliza que otra cosa, la relajación brilla por su ausencia. Para cuando por fin dejan de tocarme el cuerpo entero y consigo entrar en un estado de meditación, encienden la luz, abren la puerta y me piden que me vaya. Me tambaleo hasta la salida, mareada, como si bajase del ring de boxeo. 

Esa noche duermo diez horas. Resulta que los efectos relajantes vienen con efecto retardado.

PAULA

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