Semanario Cultural

Llegó septiembre con sus libros nuevos

UNA LECTURA PARTICULAR DE SUPLEMENTOS LITERARIOS

Nos van a permitir que, de “vuelta al trabajo”, no seamos, en esta primera entrega, exhaustivos en el resumen de los suplementos literarios semanales que les ofrecemos cada lunes en el Patio; aunque, pensándolo bien, nunca lo hemos sido, pues más bien solo reflejamos aquí lo que nos parece más atractivo, o llamativo, del mundo literario que recogen estos suplementos. 

Y a la vuelta de este par de meses de vacaciones, lo primero que nos encontramos, sin darnos tiempo para el respiro, son los anuncios de novedades, la vuelta a las librerías de autores conocidos (valores seguros para las editoriales) y de otros no tanto, pero en los que se centran también expectativas de sorpresa para muchos lectores. Alguno de los suplementos que no “cierran” en agosto, como Babelia o Cultura/s, ya adelantaban la semana pasada algunas reseñas de novedades que indicaban por dónde irán los tiros.

En el último Babelia de agosto, J. Rodríguez Marcos advertía de lo que se viene encima: “En la industria editorial española, todo debe ser nuevo: ya se trate de un libro recién escrito o del rescate de un clásico. No en vano, la rutilante palabra reedición empieza a ser sinónimo de reimpresión, tan mecánica. Todo es susceptible de ser convertido en frase para faja desde que en las librerías mandan más las mesas que las estanterías debido a la vertiginosa rotación de títulos. Todo lo anterior tiene una consecuencia otoñal: las editoriales vuelven del verano cargadas de grandes nombres capaces de saciar el hambre posvacacional, competir con la campaña del libro ´de texto`, inducir una última sacudida a la tarjeta de crédito, hacer cumbre en la campaña navideña y deslizarse por las aguas del año nuevo hasta que el deshielo les permita resucitar por Sant Jordi y las ferias del libro”. Y cerraba su texto con esta llamada: “Preparen sus listas. Y sus cuchillos”. Entre medias, nos informaba, entre otras novedades, del nuevo libro de Vargas Llosa que llegará a las librerías el 26 de octubre, Le dedico mi silencio, de título, “una mezcla de ficción y ensayo protagonizada por un hombre que busca escribir el libro perfecto sobre un tema que, como al propio Vargas, le obsesiona: el vals peruano”. Con el peruano, compartirán la mesa de novedades, donde se exhiben esas “fajas elogiosas”, nuevas ficciones de, entre otros “valores seguros”, las últimas novelas de Pérez-Reverte y Muñoz Molina.

De las novedades traducidas, novelas que nos llegan de fuera, destaca por encima del resto, si nos atenemos a los elogios que ya se han escrito, la última del británico Ian McEwan, Lecciones, de la que escribe su reseña en el mismo suplemento Javier Aparicio Maydeu, en cuyo resumen informa de que trata de la trayectoria vital de un personaje, Roland Baines, acosado de adolescente por una profesora cuando estudiaba piano en el internado, lo que le produjo un trauma que arrastrará de por vida, al que se le suma más tarde el desvalimiento que un día aciago le causa el abandono del hogar de su esposa alemana, Alissa Eberhardt, que dice haber estado viviendo una vida equivocada y que, sin más, se marcha para tratar de cumplir su deseo de escribir una novela. Tras este episodio, “se derrumba entonces la vida de Roland, su sentido queda en entredicho y la lógica interna del discurso de su existencia se quiebra en mil pedazos como una delicada pieza de porcelana. Una vez más en la narrativa de McEwan, la vida cotidiana alterada por una disrupción y convertida en una suerte de enigma que el protagonista deberá ir resolviendo conforme afronta las contingencias que toda vida presenta”. La novela deviene entonces en unas “memorias de un personaje que le guiña un ojo a su creador —con el que comparte edad, disfunciones familiares y un puñado de datos biográficos que el lector curioso descubrirá con gusto en esta novela de tintes autobiográficos”. Con referencias a Proust, Musil, Wolff, Banville, Lecciones es una novela que juega con la literatura y se alimenta de ella, apunta el crítico de Babelia, aunque “el invitado de honor a esta fiesta de la literatura anglosajona es sin duda Joyce, al que McEwan rinde homenaje escribiendo un soberbio pastiche del collage verbal o la polifonía que el irlandés ejercita en varios capítulos de Ulises. McEwan se permite hasta el lujo de reñir a los editores literarios que encargaban a novelistas en lugar de a críticos reseñar el trabajo de otros escritores”.

Ian McEwan (Fondazione CR Firenze)

En Cultura/s, Antonio Lozano añade que “entre las múltiples caras de Lecciones está su condición de ejemplar novela de madurez, si entendemos esta como aquella en la que su autor encuentra el tono, el estilo, la estructura y el fluir narrativo que se antojan idóneos para construir un mundo de ficción en el que verter la experiencia y sabiduría acumuladas durante toda una vida. En este sentido, el libro cumple doblemente con lo que transmite su título: consigue ensanchar la mente sobre lo que supone nuestro paso por la Tierra sirviendo una clase magistral sobre el género literario al que recurre para tal fin. Su lectura también lleva a pensar que una manera bien razonable de enmendar esa falacia tan extendida según la cual `la vida de cualquiera da para una novela´, sería añadirle `siempre que te la escriba McEwan´”. 

     Y en ABC CULTURAL, Rodrígo Fresán, no esconde su fascinación por el reto asumido por el escritor británico: “Pocas cosas más fascinantes para un lector que la visión/lectura de un novelista (que no tiene la menor necesidad de arriesgar nada) lanzándose al vacío sin paracaídas ni salvavidas. Eso es lo que ocurre con Lecciones de Ian McEwan, quien, luego de un puñado de recientes títulos tan eficaces como funcionales, decide jugarse el todo por el todo al equivalente británico de la Gran Novela Americana. Su propia y comprimida danza para la música del tiempo. Y así premiarse y premiarnos con una ‘Gran Novela McEwaniana’”. ¿Qué más se puede decir? Mejor callar e ir cuanto antes a la librería del barrio a adquirir un ejemplar.

Dos valores (editoriales) seguros 

La última novela de Antonio Muñoz Molina, No te veré morir, aparece como una de las novedades más destacadas de la rentrée littéraire, qué duda cabe. Ya en su último número de agosto, BABELIA la llevaba a su portada, con entrevista incluida al autor. Esta semana, son ABRIL, LA LECTURA y EL CULTURAL los que dedican reseñas y entrevistas a la obra y su autor. En el suplemento de El Periódico, su director, Álex Sàlmon, remite a la crítica de su colaborador, Ricardo Baixeras, “quien asegura que estamos ante el mejor Muñoz Molina, y eso es siempre lo que un lector quiere escuchar de su autor preferido: reencontrarse con aquellas frases que le hicieron sentir alguna cosa, y no sólo lectura. Hay mucho del escritor en estas páginas y también de su memoria, lo que pone el listón bien alto. La fiesta creativa continúa”, concluye un optimista Sàlmon. Y sí, Baixeras considera la novela entre lo mejor de su autor: “Todo en esta novela crepuscular recuerda al mejor Muñoz Molina porque en ella se despliegan los saberes de un escritor capaz de transmitir al lector los claroscuros de la vida íntima en la que se sitúan los personajes, los principales y secundarios, que buscan todos ellos a su modo reconstruir sus propias vidas…”. 

En LA LECTURA, Andrés Seoane firma entrevista al autor de No te veré morir, en la que éste descubre algunas claves de cómo se forjó la novela y reflexiona sobre la memoria y su distorsión. Y, por último, en EL CULTURAL, el crítico Santos Sanz Villanueva, recuerda como en la obra narrativa y ensayística de Muñoz Molina, aunque caben diversas preocupaciones, “un doble asunto, la memoria y España, constituye un foco de atención destacado de su escritura (…) Semejante asociación vuelve a practicar en No te veré morir, aquí a partir de un relato que bien podría definirse como una historia de amor”. Pero no solo. Hay una subtrama que le permite al autor reconstruir un siglo de la historia de España. Así, según Sanz Villanueva, aflora en la novela “una dimensión didáctica y pedagógica, a mi parecer demasiado explícita”, afirma, “aunque la justifique una escritura de inspiración cívica y ética”.

… y Pérez Reverte empuña la pipa…

No, no cambia la espada por una pipa-pistola, no: es por una pipa tan real como, al mismo tiempo, ficcional, pues es la pipa de Sherlock Holmes. Hablamos de El problema final, la última novela del autor de Alatriste. Si BABELIA abría la temporada promocionando a Muñoz Molina, ABC CULTURAL hace lo propio con Pérez-Reverte a quien publica en su última entrega un artículo del propio autor en el que “nos da las claves sobre su última obra”, según la presentación. Escribe Pérez-Reverte: “Hay muchas formas de nostalgia, y escribir novelas es una de ellas. Para ciertos novelistas entre los que me cuento, narrar historias no es sólo un ejercicio de creación sino también una forma de recobrar, de reescribir incluso, libros que en otro tiempo amó. Que marcaron su vida y su trabajo. Su manera de mirar el mundo, la literatura y la vida.

La mayor desgracia de un lector avezado, como la del novelista profesional, es la dificultad de una lectura inocente. Con el tiempo ocurre como con el relojero que acaba viendo sólo resortes, ruedecitas y mecanismos y ya no es capaz de ver con nitidez la hora. Ante una novela –lo mismo pasa con las películas o cualquier otra forma de relato–, la mirada se centra inevitablemente en la manera en que está contada la historia, lances narrativos, diálogos, situaciones y personajes; y desaparece, o se atenúa mucho, el sencillo placer de disfrutar una buena historia”. Y a partir de ahí, el novelista trata de recobrar al “lector ingenuo” que fue con el escritor profesional que ahora es, y hacer su propio homenaje al mítico personaje de Conan Doyle. De eso va el reto y esas las armas. De si lo ha conseguido, sus seguidores tendrán una respuesta y los críticos la suya. La del crítico del ABC CULTURAL, José María Pozuelo Yvancos, es que lo ha hecho con creces. Entresacamos un par de frases de su elogiosa reseña: “El gran desafío abordado ahora por Arturo Pérez-Reverte, que desarrolla de magistral modo (…) En realidad la novela debe tanto al cine como a la literatura, pues va constantemente de uno a la otra en un ejercicio de intertextualidad realmente sabroso para los degustadores de las dos artes”. Y tras una breve explicación académica, que también es catedrático el crítico, sobre la intertextualidad y cómo Virgilio es deudor de Homero o Quevedo de Petrarca, afirma que la novela la podría haber escrito el propio Conan Doyle, e incluso que este, de poder hacerlo, le hubiera mostrado su admiración por cómo resuelve el final de la novela. 

Y en los márgenes, las voces animadas de Solà

De la escritora Irene Solà dice en BABELIA Laura Fernández que “ya no era tan pequeña cuando leyó El señor de los anillos. Pero lo era cuando empezó a investigar junto a Sherlock Holmes”. El suplemento le dedica su portada anunciando la entrevista con la escritora barcelonesa con motivo de la publicación de su novela Te di ojos y miraste las tinieblas. ¿Novela? Solà, que estudió Bellas Artes, no utiliza esa palabra, siempre piensa en “proyectos”: “Es verdad, nunca hablo de mi novela. Hablo de mi proyecto. Y no es que las palabras escribir o novela no me gusten, pero es que estudié Bellas Artes y lo más importante que aprendí en esos cinco años fue esto que hago. Respetar la idea como algo que va encontrando su espacio, y su momento, y se va dando forma a sí mismo”, explica en un momento de la entrevista.

     En El Cultural, el crítico Nadal Suau, resume Te di mis ojos… como “la historia de una saga familiar protagonizada por mujeres en un arco temporal que va desde un pasado indeterminado hasta el presente, atravesando períodos de paz y guerra, matrimonios y deseos, pactos luciferinos, enfermedades y muertes”. Sòla alcanzó cierto éxito con Canto yo y la montaña baila, por lo que (se teme el crítico) la comparación de aquella con esta nueva novela se hará inevitable, aunque no se debieran comparar. Aun así, dice Suau, ritmo y tono se mantienen, aunque el relato en esta se vuelve más antropocéntrico. Tras declarar su admiración por la escritura de la autora, Suau advierte de que habrá que concederle a sostenerse con menor intensidad que “la casi milagrosa Yo canto…, y alejarse algo de aquella disolución de las fronteras entre elementos de la naturaleza, animales, vegetales, e incluso minerales…”. Aunque ella sigue sosteniendo, como se entrecomilla en la entrevista citada en BABELIA, que “ha llegado el momento de mirar el mundo desde otras perspectivas, incluidas la no humanas”. Y darles voz.

                                                                                                            E. Huilson

Postdata con foto: Lagun

La librería Lagun de San Sebastián cerró definitivamente con el fin del verano. Espacio simbólico de la cultura y la libertad frente a los totalitarismos. Acosada por el franquismo y los ataques de ETA, la librería no ha podido sobreponerse a los efectos de la pandemia, la crisis económica y la competencia de las grandes superficies y de Amazon. Un vecino muy querido de este Patio nos regaló en una reciente visita a Donosti el ensayo Allí donde se queman los libros, de Gaizka Fernández Soldevilla y Juan Francisco López Pérez, que leeremos con atención y guardaremos. Así como su envoltorio. Sirva de recordatorio de que si compramos los libros en las librerías de nuestro barrio estaremos apoyando su difícil permanencia, y de modesto homenaje a Lagun.

Un comentario en «Llegó septiembre con sus libros nuevos»

  • Lo del cierre de Lagun es una pena. Pero también una realidad actual, entre Amazon y las grandes superficies y el pirateo se cargan los comercios de cercanía.

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