Se masajea el cuello el conductor

de un autobús de línea interurbano

como si pretendiese, con la mano,

extirpar del cogote su dolor.

–

De equinos de metal susurrador,

–forja de pinzamiento y de dinamo,

aleación de la máquina y lo humano–

da contracción trasera a su motor.

–

Dad gracias al auriga ciudadano,

paciente tañedor de los volantes,

que os hace el viaje a casa más liviano

–

a lomos de rectángulos errantes

que doma, bajo el sol, donde en verano

resoplan los azules Rocinantes.

Guillermo Sánchez Amador