Relatos con música

Mucha lluvia en el camino a Hollywood

Como ya hace frío, vamos a buscar un trascacho en este patio y jugamos a las películas. ¿Hace?

Venga, pues yo primero. ¿Cuál es la película musical por excelencia, la más valorada, la más perfecta técnicamente, de la que todo el mundo recuerda la escena más emblemática y que da nombre al film?

Efectivamente: Cantando bajo la lluvia, la obra de Stanley Donen, estrenada en 1952. Fue la película musical por excelencia y la primera que se presentó como auténticamente original, pues hasta entonces, todos los musicales que se veían en la gran pantalla procedían de adaptaciones de obras estrenadas previamente en Broadway. Cantando bajo la lluvia fue concebida para ser exhibida únicamente en cines.

La partitura pasaba de mano en mano hasta que cayó en las de Gene Kelly que conocía la composición y decidió incorporarla a la producción de la Metro Goldwyn Mayer. Kelly era codirector del film, junto a Donen. El primero se encargaba de los números musicales y la coreografía y el segundo de la puesta en escena. 

Nacio Herb Brown fue un compositor que se especializó en poner música a las comedias que se estrenaban en Nueva York en la década de los años 20. En 1929 compuso Cantando bajo la lluvia, una partitura incluida en el musical The Hollywood Music Revue. La cantante Doris Eaton Travis fue la primera en dar a conocer la obra. La letra fue compuesta por el escritor Arthur Freed. El musical obtuvo un discreto éxito y la canción pasó más a menos desapercibida. Pero siempre hay segundas oportunidades… y terceras. Y éstas llegaron, primero en la voz de Norma Shearer, quien la interpretó en la película La Divorciada, dirigida por Robeert Z. Leonard en 1930. Y más intérpretes femeninas. Judy Garland la cantó en la película Litlle Nerlie Kelly, dirigida por Norman Taurog en 1940. 

El éxito sonrió a la producción de la MGM. Kelly, cantando y chapoteando en todos los charcos que se encontraba a su paso, abrazando las farolas y desafiando al policía que no comprendía las locuras de aquel bailarín provocativo, fue todo un revulsivo para que la composición de Herb Brown haya sido considerada una de las mejores creaciones musicales de todos los tiempos.

La escena no estaba incluida en el primer borrador del guión original. Pero se incorporó por decisión de Kelly que quería conseguir un gran efecto cinematográfico. Para que la lluvia tuviera el reflejo deseado en la pantalla, se mezcló agua con leche para evitar que la transparencia de las gotas pasara inadvertidas. Tres días hicieron falta para rodar la escena. En el plató, un Gene Kelly con 39 grados de fiebre. Entonces se pensó en modificar el guión y que la calle la recorriera cantando Debbie Reynolds, la coprotagonista, a lo que Kelly se negó. La pobre Reynolds no sabía bailar. Tomaba clases de claqué por las noches, antes de los rodajes. Ella sola, en plena calle, sin que nadie la arropase como en otras escenas, podía dejar al descubierto su fragilidad como bailarina. En sus memorias, la actriz reconoció que dar a luz y rodar Cantando bajo la lluvia fueron las dos experiencias más dolorosas y difíciles de toda su vida. Lo de dar a luz no lo sabemos; su papel en la película mereció la pena, a juzgar por las críticas y por el reconocimiento internacional.

Gabriel Sánchez

Gene Kelly baila y canta Singin’ in the Rain:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *