Debían ser las seis de la mañana…
SONETOS
Debían ser las seis de la mañana
cuando paré aquel taxi, conducido
por un malencarado y bien leído
caballero español de barba cana.
Le dije que iba al barrio de las Letras,
«¡Cuna de la poesía castellana!»
donde la imprenta de Juan de la Cuesta…
«¡A los pies de la historia está su cama!»
Hablaba de Cervantes y Orellana,
de Gran Bretaña y su malvado plan
para quitarle el pan y el oro a España.
Bonita turra me dio el tal Iván…
que, más que un taxista de Malasaña,
era un personaje de Valle-Inclán.
Guillermo Sánchez Amador
Preciosa crónica que en un viajero urbano y atento se convirtió en un soneto
Que suerte de taxista!!
Bonito soneto.