El café cubano es muy amargo
Corría la década de los 60 y Celia estaba instalada en Miami. La revolución castrista le había pillado de gira por los Estados Unidos llevando el ritmo cubano a los escenarios de las principales ciudades norteamericanas, acompañada de la Sonora Matancera, la banda a la que se había incorporado en La Habana hacía diez años. Cuando se dieron los primeros pasos y los revolucionarios anunciaron sus intenciones, Celia tomó la decisión de no regresar a la isla.
Había nacido en La Habana el 21 de octubre de 1925. Su padre, fogonero de los ferrocarriles cubanos y su madre, ama de casa, decidieron llamarla Úrsula Hilaria Celia. Ella prefirió prescindir de los dos primeros y adoptar el tercero como nombre artístico. Como nombre artístico porque, ya desde muy niña, sentía pasión por la música. Sus padres querían una salida más digna para su hija y la convencieron para que estudiara pedagogía y se dedicara a la enseñanza. Consejo baldío: ella quería ser cantante. Y desde muy joven anduvo por locales y escenarios habaneros llevando en su cuerpo el ritmo del son y de la salsa. Hasta que recaló en la Sonora Matancera, allá por 1950. Su presencia en la banda le dio el espaldarazo que necesitaba.
Volviendo a los inicios de este relato, en la década de los 60, instalada en Miami, Celia acudió a cenar a un restaurante cubano. Al finalizar, la reina de la salsa pidió un café y el camarero le preguntó si lo deseaba sólo o con azúcar, a lo que Celia respondió: «Chico, tú eres cubano, sabes bien lo fuerte que es el café de nosotros, cómo me vas a preguntar si con azúcar o sin azúcar, ¡con azúcar, chico, con azúcar!»
La anécdota la contaba la propia Celia Cruz al periodista José Gabriel Ortiz que lo publicó en una revista que se editaba en Florida. Pero el grito corrió de boca en boca y cada vez que Celia salía un escenario, la audiencia pedía que contara la respuesta que le dio al camarero (mesero, decía ella) cuando le pidió un café. Tal fue la fama que adquirió el relato, que ella misma decidió incorporarlo a su show. En una actuación en 1964, antes de interpretar la canción Tu voz, Celia gritó a toda la audiencia: ¡Azúcar! Y el grito ya nunca dejó de escucharse cuando la cantante salía a un escenario, estuviera donde estuviera.
Celia Cruz paseó el ritmo cubano y la salsa durante 50 años. Consiguió 22 discos de oro, 3 premios Grammy y 4 premios Grammy Latino. A pesar de estos éxitos, su nombre fue borrado de los libros de música de Cuba, fue vetada en radio y televisión y nunca regresó a la isla que la vio nacer. Ellos se lo perdieron.
Gabriel Sánchez
Celia Cruz y la Sonora Matancera en un vídeo histórico rodado en Cuba, antes de dejar la isla para siempre:
Celia Cruz y su famosa ¡Azúcar!