Semanario Cultural

El año de la muerte de Javier Marías y la consagración de Sara Mesa

UNA LECTURA PARTICULAR DE SUPLEMENTOS LITERARIOS.

A la recomendación de libros para regalar por Navidad, de la que ya hablábamos la semana pasada, asunto en el que siguen incidiendo algunos suplementos literarios, se suman ahora las consabidas listas de los “libros destacados del año”, se entiende que por su calidad, y cada uno en su campo temático. 

Las listas de “los mejores libros” siempre han sido, y lo seguirán siendo, polémicas, pues son fruto del parecer de críticos y reseñistas que, desde su criterio, deben conformar algo así como un canon fugaz año tras año. Una tradición, vamos. Es, por tanto, “su” lista, en la que no participan ni lectores ni escritores (salvo alguna excepción), por lo que es bueno tenerlo presente a la hora de zambullirnos en la gozosa lectura del por qué les parecen mejores unos libros que otros, establecer nuestras propias coincidencias y discrepancias, y poner a parir a alguno si fuera menester. 

Javier Marías (Penguin Random House)

El público espera de los profesionales de la literatura que les digan cuáles son los buenos libros y cuáles son los malos: que los juzguen, que separen el grano de la paja, que fijen el canon. La función del crítico literario, de acuerdo con la etimología, consiste en pronunciar: “Este libro me parece bueno o malo”. Son palabras que he rescatado del libro El demonio de la teoría. Literatura y sentido común, de Antoine Compagnon, que me acompaña en estos días de tanta lista y recomendación. Comparto la idea del ensayista francés de que la crítica debería ser una valoración argumentada, aunque se pregunta si las valoraciones literarias, tanto las de los especialistas como las de los aficionados, ¿tienen o pueden tener, un fundamento objetivo? ¿Son algo más que juicios subjetivos y arbitrarios del tipo “me gusta, no me gusta”? Y si aceptamos que la apreciación crítica sea inexorablemente subjetiva, ¿no condena fatalmente a un escepticismo total y a un solipsismo trágico?

En fin, abandonemos al maestro Compagnon y centrémonos, para no hacernos interminables, en la narrativa escrita en español y el dictamen sobre cuáles fueron las mejores obras de 2022. Antes de pasar enumerar su lista, EL CULTURAL resume el año recordando la muerte de Javier Marías, el premio Nobel otorgado a Annie Ernaux y el buen resultado de España como país invitado en la Feria del Libro de Fráncfort; un año que también ha sido destacado en recuerdos y efemérides: Nebrija, Proust, Baroja, el nacimiento de Saramago y la publicación del Ulises de Joyce. Un resumen escueto para un año en el que también puede señalarse como el de la consagración de Sara Mesa como narradora, repitiendo con La familia el éxito de lectores y reconocimiento de la crítica que ya obtuviera con Un amor. 

La familia aparece en primer lugar en el ranking de EL CULTURAL y en segundo en Babelia, que sitúa en lo más alto de la narrativa en español a Rafael Chirbes con la segunda entrega de sus Diarios. 

Sara Mesa (Entelequia Cultura)

Dice Noelia Ramírez en Babelia que “existe un adictivo rito con cada novela de Sara Mesa: se coge aire al leer la primera frase y ya no se suelta hasta la última”. Y esto ocurre con La familia, una novela sobre los mecanismos de control que operan en una familia tradicional, que califica de “cautivadora, turbadora y asfixiante”. Un elogio que podemos compartir. La propia Sara Mesa da algunas pistas sobre el proceso de creación de la novela en la entrevista que le ha hecho Nuria Azancot para EL CULTURAL: “Hacía muchos años que la historia me rondaba la cabeza”, afirma, “pero tardé en encontrar el tono adecuado. Lo que al final vi claro es que necesitaba abrir el foco y que entraran en escena más personajes (…) También que la dureza de algunos de los hechos podía ser contrastada con el humor y la compasión”.

El trono vacío de la narrativa española

En el mismo suplemento, Nadal Suau habla de 2022 como “un capítulo más del periodo de transición que se está viviendo en la narrativa española”, aunque no se pueda aventurar hacia dónde. Recuerda en su artículo que en el “año que se consagró a Sara Mesa y nos trajo de vuelta al mejor Vila-Matas (por Montevideo), también perdimos al gran estandarte de nuestra novela: Javier Marías (…) Un fallecimiento que marca, por derecho propio, un cambio de régimen (así las cosas, ¿quién es el nuevo monarca de la novela española? ¿Vila-Matas, probablemente?)”. Pueden hacer ustedes su propia apuesta. 

Enrique Vila-Matas

Volviendo al año que estamos a punto de abandonar y a la selección de libros de narrativa en español, El CULTURAL sitúa a Andrés Neuman con Umbilical en el segundo puesto y La llama de Focea, de Lorenzo Silva, en el tercero. Ya apuntamos que BABELIA lleva a lo más alto a Chirbes con sus Diarios, por delante de Sara Mesa, y en tercer lugar aparece Obra maestra, de Juan Tallón, novela sobre la desaparición de una escultura de 38 toneladas del artista Richard Serra propiedad del Reina Sofía. Muy recomendable.

En ABRIL, Elena Hevia, pone en lo más alto La familia, seguida de Montevideo, novela con la que, a su juicio, Vila-Matas regresa “a sus orígenes y factura su mejor novela en años”. Y lamenta la reseñista que el novelista catalán no haya sido aún reconocido con el premio Cervantes, lamento al que nos sumamos. En tercer lugar, en su lista, Hevia sitúa Cauterio, de Lucía Litjmaer.

Con el fin de evitar un efecto clasificatorio y de competición, el suplemento CULTURAS ordena la suya por orden alfabético. El autor de dicha lista es su crítico J.A. Masoliver Ródenas, en la que, entre otras, aparecen las últimas novelas de Landero, Almudena Grandes, Sara Mesa o Rafael Reig, además de Vicente Luis Mora, de cuya novela Circular 22 afirma lo siguiente: “Pocas novelas con planteamientos tan radicales y atractivos como esta. La reflexión sobre su escritura y los epígrafes de numerosos autores juegan un papel determinante. Muchas de las referencias son inventadas, en un juego realmente apasionante”. Novela, digamos de paso, que no hemos detectado en otras listas y que nos apuntamos.

ABC CULTURAL, por el modo de ordenar los libros bajo el epígrafe común de “recomendaciones”, diríamos que apuesta por los Diarios, de Chirbes, Revolución, de Pérez Reverte y De bestias y aves, de Pilar Adón.

Y visto el panorama no nos vemos en condiciones de apostar por quién debe ocupar el trono de Javier Marías, si es que eso es posible e, incluso, fuera aconsejable señalarlo. Porque, como decía el propio Marías, “la posteridad no existe, es un concepto del pasado”. Dice Ignacio Echevarría, en EL CULTURAL, que “la profunda consternación creada por su desaparición mueve a pensar que Marías tiene bastante asegurada esa posteridad que cuestionaba, aún si se acepta, como él, que todo se olvida con mucha facilidad, que cuando alguien muere ‘deja de ser leído’, pues parece que los libros necesitan una presencia que los avale y airee”. Esperemos que eso no ocurra, pues como profetizaba la escritora Luna Miguel “pronto será recuperado por las jóvenes generaciones, cuando se animen a eludir los equívocos generados por su último articulismo para abrazar la energía post-nacional, flirteante e hipnótica de la prosa que vertebra sus novelas”. 

Es lo que hay y así debemos aceptarlo. Del mismo modo que 2022 será el año que perdimos a Javier Marías, literariamente hablando.

                                                                                                           E. Huilson

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