Lecturas prestadas: La ‘Biblioteca Pública’ de Ali Smith
UNA LECTURA PARTICULAR DE SUPLEMENTOS LITERARIOS
Maestra del relato corto, la escritora británica Ali Smith regresa a las librerías españolas, arropada por la buena acogida de sus últimas novelas, con Biblioteca Pública (2015), un canto a la importancia para la comunidad de las bibliotecas gratuitas y, de paso, una denuncia contra la desaparición de más de 1.000 de ellas en el Reino Unido por los recortes que llevó a cabo durante su mandato el gobierno conservador de David Cameron.
De dicho recorte presupuestario, y en referencia al libro de Smith, Eva Cosculluela recordaba en Abc Cultural (12-10-24) la película de Ken Loach Yo, Daniel Blake, en la que un hombre de sesenta años acude a una oficina de empleo y el funcionario le indica que los formularios ya no se tramitan en papel y tiene que hacerlo ‘online’. El hombre se ve desbordado y encuentra ayuda en una biblioteca pública, donde la bibliotecaria y otros ciudadanos le echan una mano. “La escena es un ejemplo de cómo han evolucionado las bibliotecas, que hace tiempo dejaron de ser sólo lugares donde leer y tomar prestados libros –como si eso fuera poco– para convertirse en centros indispensables para la comunidad”. Y se concluye que son los más pobres, aislados y los menos capacitados quienes sufren si las bibliotecas desaparecen.
Buena parte de la crítica británica vaticina ya un futuro Premio Nobel para Ali Smith, pero más allá de la profecía, lo cierto es que su obra ya ha sido reconocida internacionalmente. Lourdes Ventura considera que la británica ha abierto con su prosa “una manera diferente de narrar. El equilibrio entre un lenguaje elaborado y una voz muy cercana al mismo tiempo, es absoluto” (El Cultural). Por su origen, se puede aventurar que Smith debió frecuentar bibliotecas públicas dado que creció en una familia de clase trabajadora, en Escocia. Colaboradora en la actualidad del Times Literary Supplement, ha obtenido el premio Scottish Book Award por los relatos Free Love and Other Stories, y este año la Universidad de Oxford le ha entregado la Medalla Bodley por su contribución a la literatura. La novela Otoño, de su tetralogía, Cuarteto estacional, fue nominada al Man Booker Prize 2017. De ella ha dicho Joyce Carol Oates que “su escritura sorprende con su intimidad e imaginación, su agudeza y precisión”.
Biblioteca Pública lo conforman 12 relatos, no directamente sobre las bibliotecas, con referencias literarias, y otros 12 textos cortos, alternos, en los que amistades de Smith, narran historias reales de amor a las bibliotecas. Son relatos metaliterarios, de libros dentro de otros libros, pero nunca es libresca del todo – dice Ventura–, “porque la vida real está siempre a la vista, incluso cuando disfruta de la etimología de una palabra o menciona a sus autores favoritos”. Por ellos pasean autores como Mark Twain, Olive Fraser o D.H. Lawrence.
Bibliotecas contra la barbarie
Las bibliotecas son instituciones frágiles, a la vez que “un bastión contra el salvajismo y la incultura” afirman Andrew Pettegree y Arthur der Weduwen, autores del ensayo que lleva por título Bibliotecas, un compendio de su destrucción a lo largo de los siglos, que no solo ha sido perpetrada por el ser humano, su principal depredador, sino también por el fuego, el agua, el polvo, las polillas, los piojos o el abandono. Se ilustra con numerosos ejemplos. Pero también se hace recuento de sus más ilustres impulsores: “Algunos de los grandes bibliotecarios fueron Estrabón, Euclides o Arquímides. En la antigüedad tenían un buen salario, no pagaban impuestos, la alimentación y el alojamiento gratis”. Así lo resume César Antonio Molina en la reseña del libro que publicó ABC Cultural hace un par de semanas. “Es una historia completísima, muy documentada, muy bien explicada, con amenidad, que debería estar en todas las casas de los amantes de los libros”, recomienda el que fuera ministro de Cultura en el gobierno de Zapatero. En Bibliotecas se recuerda que la de Alejandría siempre ha sido el referente y el origen de todas las demás; que Plinio el Joven coronó su carrera pública fundando una biblioteca en su localidad natal, y que Lúculo, Cicerón o Séneca, muy crítico con aquellos que compraban manuscritos para presumir y luego no los leían, o Marco Aurelio, tuvieron importantes bibliotecas. O más reciente en la historia, se relata cómo Napoleón le encargó a Stendhal “que saqueara las bibliotecas italianas y alemanas para formar la Biblioteca Nacional de Francia”.
En España, el año 1926 es clave para las bibliotecas públicas. Se instituye por primera vez el Día del Libro, que va a impulsar su divulgación y el fomento de la lectura. Se impulsó así la creación de numerosas bibliotecas populares por ayuntamientos y diputaciones, según se explica en la web de la Biblioteca Nacional, y con la idea de dedicar un tiempo a leer trozos escogidos de clásicos españoles en las escuelas, las donaciones y los descuentos en la compra de libros, así como la costumbre de sacarlos a la calle, se ayudó a su consolidación.
Ya antes, en 1919, el Ayuntamiento de Madrid, siguiendo una idea experimentada en Sevilla, instaló en el parque del Retiro y en el parque del Oeste unos armarios abiertos con estanterías llenas de ejemplares a disposición de los paseantes. No había vigilancia ninguna, al menos en los primeros años y los interesados podían coger un libro, sentarse en un banco y cuando terminaban de leerlo lo volvían a dejar. En cada uno de estos armarios de obra había la siguiente inscripción: “Estos libros que son de todos, al cuidado de todos se confían”. Estas iniciales “bibliotecas públicas” contaban con unos 500 volúmenes de los mejores autores españoles y extranjeros.
Por las cifras de visitas y préstamos registrados se puede asegurar que en la actualidad el sistema de bibliotecas públicas en España goza de buena salud. El último informe publicado por el Consejo de Cooperación Bibliotecaria, que data de 2022, registra que en España existen 4.570 bibliotecas públicas activas, que tuvieron ese año cerca de 54 millones de visitas. Se registraron 2.872.560 prestatarios activos, que realizaron un total de 36.177.617 préstamos, 0,76 préstamos por habitante, y 12,59 préstamos por prestatario activo.
El préstamo de best sellers y los best sellers de Planeta
En cuanto a los libros más prestados, se observa que los títulos que acaparan las listas de los libros más vendidos, son también los más prestados. Así, en 2023 los libros más solicitados en las bibliotecas públicas fueron Esperando al diluvio, de Dolores Redondo, Las madres, de Carmen Mola, Lejos de Luisiana, de Luz Gabás y Todo arde, de Juan Gómez-Jurado.
Observando los títulos, nos atrevemos a predecir que la novela ganadora del Premio Planeta de este año, Victoria, de la escritora Paloma Sánchez-Garnica, no tardará en sumarse a dicha lista. En Babelia, Jordi Gracia se lamenta (un año más) de que dicho premio no apueste por una mínima calidad literaria: “Tampoco esta vez el Premio Planeta ha apostado por una novela mínimamente literaria pero al menos es un relato comercial de amplio (amplísimo) espectro popular. La catarata de quiebros trágicos, momentos hiperdramáticos con sobredosis de traiciones, chantajes y muertes, diálogos de relleno a mansalva, ternurismo casi de gatitos y la sensación de aprender cosas importantes sobre la crueldad del siglo XX constituye un método propio de la novela más popular y eso suele premiar el Planeta, excepto cuando tira por el lado literario o se le va la olla y rebaja incluso ese humilde estándar popular. Quizá los cambios en la composición del jurado han contribuido a no repetir experiencias recientes de pérdida del decoro”. (Recuerde el lector la durísima crítica que firmó este mismo reseñista sobre la novela ganadora del año pasado, de la televisiva Sonsoles Ónega y contra el propio jurado por elegirla.)
La novela cuenta la historia de dos hermanas durante las tres décadas centrales del siglo XX y cómo sufren “la violencia de la Segunda Guerra, la expatriación, la extorsión de los servicios secretos, la brutalidad del racismo estadounidense, la maquinaria del anticomunismo en Estados Unidos y las trifulcas del Berlín de la posguerra y la partición de las dos Alemanias. Ellas están en medio de casi todo”. Y no desvelemos más, pues el único valor de este tipo de novelas radica, cuando se consigue, en la intriga de lo que ocurre, y por lo que se ve en Victoria suceden muchas cosas.
Escribe Jordi Gracia que las abundantes notas de ambiente son necesarias ante tanto trajín geográfico y hasta geopolítico, “un poco al estilo de Pérez-Reverte (el mejor ejemplo español de novela comercial de calidad), pero lo peor está en el tratamiento humano de las mujeres”, la conducta de estas con los hombres es casi siempre de una pudibundez, sumisión, gratuidad y docilidad asombrosas, lo que le lleva a exclamar: “¡Qué mujeres más raras, rancias y falsas salen en las novelas sentimentales, y esta lo es: es una pandemia de infantilización presuntamente romántica (…) Delata una preocupante adicción al almíbar de folletín no rosa sino rosísimo”.
El regreso de Martín-Santos
Por aquello de cerrar nuestro particular paseo semanal por los suplementos literarios con un mejor sabor literario dejamos constancia aquí de la publicación de dos novelas inéditas de Luis Martín-Santos, incluidas en el tercer tomo de sus Obras completas. Se trata de El vientre hinchado y El Saco, muy anteriores a su gran novela Tiempo de silencio. La primera data de finales de los años cuarenta, que, al parecer, concurrió sin éxito al premio Café Gijón, mientras que El Saco la habría escrito hacia 1955.
Santos Sanz Villanueva reseña ambas en El Cultural. De la primera explica que es “una novela corta de final abierto, sujeta a los requisitos de intensidad y concentración de la nouvelle”. Es un drama en línea con la tendencia narrativa de primera posguerra” sobre el poder omnímodo de una dictadura rural. Si bien no existen referencias concretas a la otra dictadura, no menos absoluta, la del franquismo, bien podría leerse como una alegoría de la situación política española en tiempos en los que la censura actuaba con máximo rigor y se escribía “entre líneas”.
En cuanto a El Saco, la trama argumental se apoya en dos líneas argumentales. Una se ocupa del Alcaide, apodado “el Saco”, de un centro penitenciario siniestro. La otra cuenta la historia de López, un guarda de la prisión implicado en los graves sucesos derivados de la instalación de luz eléctrica en las celdas. El Alcaide es el poder tiránico “con desprecio de los mínimos derechos humanos”. Frente a ello se alzan algunos presos para defender la dignidad de toda persona y el rechazo a los métodos represivos del sistema carcelario defendidos por “el Saco”. Los rebeldes son sometidos a cruel tortura con resultado de una muerte y se produce un motín que pilla en medio a López. En la descripción de los trágicos sucesos –concluye Sanz Villanueva– alcanza Luis Martín- Santos una densidad expresiva impactante.
(La obra de Martín-Santos está ya a su disposición en las bibliotecas públicas. En la localidad valenciana de Paiporta, donde su biblioteca sufrió también los efectos de la DANA, lo estará pronto. ¡Confíen!)
E. Huilson