Relatos con música

Fotografía musical

Amanecer sobre dunas (F: Giorgio Parravicini)

¿Es posible describir un amanecer con música, sin ayuda de imágenes?

Es complicado porque la vista y el oído pudieran parecer dos sentidos incompatibles. Una cosa es lo que se ve, lo que entra por el ojo y otra lo que el oído percibe y el cerebro escucha. Es difícil la simbiosis entre ambos sentidos para acertar de pleno y no siempre se consigue. Pero hay excepciones.

A veces escuchamos una obra que se ha hecho popular porque es utilizada en bandas sonoras de películas, jingles publicitarios o simplemente acompañando a imágenes que nos suscitan gratas sensaciones. Y sin embargo, desconocemos el autor y las circunstancias que le llevaron a componer la partitura, ésa que se hace viral (como se dice ahora) y queda grabada en nuestra mente, la reconocemos enseguida e incluso la tarareamos, aunque destrocemos la melodía.

Edvard Grieg (muchos se preguntarán quién es ese señor) compuso en 1886 una música incidental  (se llama así a la música que acompaña a una obra de teatro, que no se canta y que sirve para ambientar las escenas) para el drama Peer Gynt, basado en la novela del mismo nombre de un autor llamado Henrik Ibsen. No se preocupe el avezado lector que no entiende nada de este batiburrillo, que aquí van los detalles.

Edvard Grieg

Situémonos en la Noruega de mediados del siglo XIX. En la ciudad de Bergen, en 1843, nace Edvard Grieg. De familia acomodada, descendiente de escoceses, el joven Edvard tuvo, desde niño, inclinaciones musicales, pues su madre, reconocida pianista, influyó en su formación. Después de cursar estudios en el conservatorio, Grieg comenzó su carrera como compositor, reivindicando el folklore del territorio que le había visto nacer. Es de los pocos compositores noruegos que ha paseado sus obras por los escenarios europeos más cotizados. Junto a Sibelius, que hizo lo mismo desde su Finlandia natal hasta Dvorác, que se basó en el folklore de la región de Bohemia para componer parte de su obra, Grieg es considerado el padre del naturalismo noruego, dentro del movimiento romántico tardío.

Henrik Ibsen fue un novelista, poeta y dramaturgo noruego, nacido en 1828 en Skien. Padre del denominado drama realista, sus obras fueron cuestionadas en la época, pues eran muy críticas con el concepto tradicional de familia de la sociedad dominante. A pesar de estas críticas, hay que reconocerle sus ideas vanguardistas que, con el paso del tiempo, no han perdido vigencia, más bien todo lo contrario.

Ibsen escribió una novela titulada Peer Gynt, el nombre del protagonista, un joven altanero, engreído, rompecorazones y sin valores morales. El argumento es largo y farragoso. Simplemente decir que la sociedad rechaza su forma de ser y se ve envuelto en denuncias y persecuciones, lo que le obliga a huir e iniciar un periplo por varios países, a cuál de ellos más excéntrico. Bueno, dejémoslo ahí.

La obra fue llevada al teatro y se le pidió a Grieg que compusiera la música incidental. Para el cuadro en el que el protagonista desembarca en un país desértico y ve, desde la playa, el hermoso amanecer que se cierne sobre las dunas, el sol levantándose  entre los montones ocres de arena, el compositor escribió La mañana, que forma parte de la Suite número 1 y es el opus 46 del autor. Es la obra que ha pasado a la historia. A considerar el trabajo de la flauta travesera y el oboe, antes del tutti de la orquesta.

Y poco más hay que añadir a este relato, porque lo que importa es escuchar, sentir, imaginar y ver a través de la música y no leer tanto. Pero bueno, para justificar el sueldo, aquí van dos  datos curiosos.

En 1899, Grieg canceló sus conciertos en Francia en protesta por el caso Dreyfus, un escándalo de antisemitismo que sacudía la política francesa de la época. En relación con este escándalo, Grieg había escrito que esperaba que los franceses pudieran volver pronto al espíritu de 1789, cuando la república francesa declaró que defendería los derechos humanos básicos. A raíz de sus declaraciones sobre el asunto, el autor noruego se convirtió en el blanco de muchos  franceses.

Los científicos sabrán por qué. Tal vez por el color ocre que recuerda un amanecer, el caso es que uno de los cráteres del planeta Mercurio lleva el nombre de Grieg. La sensibilidad del noruego ha traspasado todos los límites imaginables.

Y ahora, sí. A ver La mañana con nuestros oídos. Vaya experiencia.

Gabriel Sánchez

Zubin Mehta dirige a la Filarmónica de Viena que interpreta La mañana de la Suite nº 1 de Peer Gynt, op. 46, de Edvard Grieg, en el Concierto Nocturno de Verano 2015:

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