CATALANES AL ASALTO DE LOS CASINOS DE LA HABANA Y LAS VEGAS (I)
Embajador musical de las Américas
Asalto a los casinos, pero no pistola en mano o desde las mesas de la ruleta o el bacarrá, sino desde los escenarios.
A principios del siglo XX era frecuente la emigración de españoles para hacer las Américas. Cientos de miles de compatriotas tuvieron que atravesar el Atlántico para buscar una nueva vida en aquel continente en lo que todo parecía relumbrar. Pero no todos llevaban como único equipaje la maleta de cartón o el hatillo con sus pobres pertenencias. Había quienes emigraron a los Estados Unidos portando como única valija una funda de violín con su instrumento dentro, naturalmente. Y de entre los que tuvieron la fortuna de ver la estatua de la Libertad desde la cubierta del barco con el violín bajo el brazo, hay que destacar a dos niños catalanes: Enric Madriguera y Xavier Cugat. Conozcamos las andanzas del primero.
Madriguera, barcelonés, nacido en 1902, estudio música en el Liceo. La afición no le era ajena pues su hermana Paquita estaba considerada como una gran concertista de piano que se asentó en Nueva York en la primera década del siglo XX. Y hasta allí se fue el pequeño Enric en 1916. Como virtuoso del violín participó como niño prodigio en conciertos junto a orquestas tan significativas como las sinfónicas de Boston o Chicago. En 1924 fue llamado por otro catalán ilustre, Pau Casals, para tocar, junto al violonchelista, en un concierto en La Habana. La capital de Cuba le gustó al joven Madriguera y decidió quedarse en la isla. Pero un accidente doméstico dio al traste con sus planes, pues se rompió el dedo meñique de una mano y ya no volvió a coger un violín. ¿Qué hacer en la capital cubana, sólo y sin instrumento? Enric no se arredró y comenzó a empaparse de los sones cubanos e inició sus primeros pasos en la composición. Su experiencia y los éxitos que comenzaba a cosechar como compositor hicieron que los directivos de la Columbia Records se fijaran en el catalán, a quien hicieron director musical de la compañía discográfica. A partir de ese momento, Madriguera comenzó a adentrarse en los sonidos caribes y en los ritmos de la región. Los conocimientos adquiridos en Cuba se fueron ampliando y comenzó a especializarse en todos los ritmos latinoamericanos.
De vuelta a Nueva York, decidió probar fortuna en solitario y fundó su propia orquesta. La firma Enric Madriguera and his Orchestra podía leerse en las salas de conciertos más prestigiosas de la ciudad como la del hotel Waldorf Astoria en noble competencia con formaciones tan importantes y de tanto prestigio como la orquesta Siboney. El danzón, la conga, la rumba, el tango, la guaracha entre las partituras que la orquesta, formada por 17 músicos, interpretaba en sus actuaciones, todas ellas marcadas por un grandísimo éxito. Fue la primera big band que dio a conocer en los Estados Unidos la música latinoamericana, considerada hasta la llegada de la batuta de Madriguera, como un subgénero musical carente de la más mínima calidad. El éxito del director y arreglista catalán fue adaptar la música original a los particulares gustos de los norteamericanos de la época. Y esa fue la llave de entrada a los grandes escenarios como los del hotel Weyling en Nueva York, las salas de Baltimore, en Meryland, los clubes nocturnos de Washington y los casinos de Las Vegas, donde competía con otro catalán ilustre, Xavier Cugat. Su fama se acrecentó aún más cuando actuó en el hotel Biltmore de Los Ángeles. La emisora Remote Radio comenzó a trasmitir en directo sus actuaciones desde los salones del hotel, popularizándose su música a través de las ondas por toda la costa Oeste. Y ya que estaba cerquita, siguiente parada en Hollywood, donde recaló para protagonizar tres películas documentales sobre su obra.
A lo largo de 10 años, Enric Madriguera grabó junto a su orquesta con las más prestigiosas casas discográficas, Decca, Odeón, RCA Víctor, Columbia, Capitol, Royale…
Una veintena de embajadores de países latinoamericanos acreditados en Washington, conscientes del papel que había desarrollado como divulgador en Estados Unidos de la música popular latina, decidieron otorgarle el título de “Embajador musical de las Américas”.
Gabriel Sánchez
Grabación de los años 30, donde Enric Madriguera y su Orquesta interpretan la melodía Brasil:
Me ha encantado conocer este pasado musical de la emigracion catalana en las Americas. Y cómo Madriguera ante la adversidad siguió luchando para prosperar.¡Con ganas de saber más!
Conocia la trayectoria de Cugat pero para nada la de Madriguera…mil gracias Gabriel por tus interesantísimas historias!!