Los poemas del patio

La vida errante

Obra del pintor vasco Eduardo Úrculo

La guerra y su extrema violencia, de la que no andamos escasos en la actualidad (nunca faltó durante mucho tiempo) entre las consecuencias más terribles que provoca, como la muerte propia o la de nuestros allegados, o una grave mutilación perenne, es la de tener que huir de nuestra casa, de la tierra donde nacimos. Partir, bajo la incertidumbre de si un día se podrá regresar, hacia lugares poco o totalmente desconocidos. Aunque también puede ocurrir que cuando se pueda emprender el regreso ya no tenga sentido para uno. 

Traemos hoy a este Patio un poema del poeta sevillano Luis Cernuda, que tuvo que exiliarse a causa de la Guerra Civil, en la que participó al lado de la República, como miliciano un breve espacio de tiempo, y como poeta e intelectual en campañas culturales, hasta que, en febrero de 1938, Stanley Richardson gestionó desde Londres que el gobierno republicano le otorgase a Cernuda un pasaporte con destino a Inglaterra para dar unas conferencias. Cernuda aceptó la propuesta pensando que su ausencia de España sería por un breve espacio de tiempo, y así, el 14 de febrero sale de España, vía Portbou, camino de Londres. Nunca regresará a su tierra. Apostó por el camino y no por “arribar a Ítaca”.

El poema lleva por título Peregrino y está incluido en el poemario Desolación de la Quimera, publicado en 1962. Se ha señalado por parte de la crítica que es un poema difícil de olvidar para el lector, posiblemente por su fuerte carga ética y apuesta por la autenticidad, por la fidelidad a uno mismo, aunque sea alto el precio a pagar. 

De la influencias para su creación, hay claros signos en las referencias a Ulises, Ítaca, Penélope y Telémaco de raíz homérica, pero del modo en que las utiliza Cernuda nos lleva a pensar en Kavafis, a quien había leído traducido al inglés y admiraba. Recordemos que Ítaca, el popular poema de Kavafis gira en torno a la importancia del viaje, del camino recorrido, mayor que el llegar a la meta. En su versión, Cernuda nos estaría presentando a un Ulises sin Ítaca, sin un lugar al que volver, la vida, al fin, como peregrinaje.

 Peregrino

¿Volver? Vuelva el que tenga, 
Tras largos años, tras un largo viaje, 
Cansancio del camino y la codicia 
De su tierra, su casa, sus amigos, 
Del amor que al regreso fiel le espere. 

Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas, 
Sino seguir libre adelante, 
Disponible por siempre, mozo o viejo, 
Sin hijo que te busque, como a Ulises, 
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope. 

Sigue, sigue adelante y no regreses, 
Fiel hasta el fin del camino y tu vida, 
No eches de menos un destino más fácil, 
Tus pies sobre la tierra antes no hollada, 
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.

Luis Cernuda

Alfonso Sánchez

Un comentario en «La vida errante»

  • Yo estoy de acuerdo en que lo importante es el viaje y no el destino. Pero qué morriña no poder regresar a la tierra de tu infancia.

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