Relatos con música

Jazz en la URSS (y 2)

Shostakóvich no quedó nada satisfecho con aquella primera incursión en el mundo del jazz, un ambiente completamente desconocido para él, máxime cuando tuvo que componer la suite por encargo de las autoridades soviéticas. Parecía hecho a propósito. ¿Quieren ustedes acercarse a Occidente con esta baratija de música? Pues ahí va música barata.

Pero en su corazón latía un sentimiento de culpabilidad. El maestro, ya lo hemos dicho, era extraordinariamente puntilloso, no concebía un mundo sin cierto orden, sin la estética que intentaba plasmar en todas sus composiciones. Su casa, esa magnífica estancia que visitaban compañeros y amigos porque allí se encontraban verdaderamente a gusto, estaba llena de relojes que debían marcar exactamente la misma hora. No permitía minutos arriba o abajo en ninguno, estuvieran en la habitación que estuvieran. Las horas de comer, de cenar, de pasear, de trabajar…, eran sagradas y nadie de la familia se salía de la costumbre hecha método inalterable.

Shostakóvich

Esa pulcritud en su comportamiento le hizo aceptar una oferta de la recién creada State Jazz Orchestra, dirigida por Victor Knushevitsky en 1938, cuando el estalinismo pegaba fuerte en la URSS y Shostakóvich era uno de los artistas señalados por el régimen totalitario. Tenía que sacarse la espina del fiasco de la Suite número 1, compuesta cuatro años antes, máxime cuando ya estaba en el punto de mira de las autoridades artísticas soviéticas.  Y se puso manos a la obra.

El compositor había escuchado una cancioncilla que cantaban los niños españoles que habían llegado a San Petersburgo huyendo de la guerra civil española, enviados a la Unión Soviética por decisión del gobierno de la República. Aquella canción era la famosa “Yo te daré café”. Tomando las primeras notas de la tonadilla española, Shostakóvich compuso el muy reconocido vals que da inicio a la Suite 2 de jazz, la más famosa y la de mayor calidad. Esta suite, que consta de tres movimientos, fue estrenada el 28 de noviembre de 1938 en Radio Moscú por la Orquesta Estatal de Jazz soviética, dirigida por Knushevitsky.

Por desgracia, las guerras destruyen todo lo que encuentran a su paso, también las obras de arte en cualquiera de sus expresiones. Durante el asedio a la ciudad de Leningrado en la II Guerra Mundial, la partitura de esta Suite 2 de jazz se perdió. En 1999 se descubrió una partitura de la Suite sólo para piano. Inmediatamente, el compositor británico Gerard McBurney, orquestó la partitura y fue estrenada en los Proms londinenses del año 2000 a cargo de la BBC Symphony Orchestra, bajo la dirección de Andrew Davis. Es la versión que conocemos actualmente.

¿Era ésa la orquestación que Shostakóvich había pensado para su Suite de jazz? Probablemente sí, pues los registros de la radio de Moscú así lo certificaban. Además, McBurney era un músico experto en la obra del compositor soviético y no habría hecho nada que desentonara una obra tan emblemática.

Hubo nuevas incursiones de Shostakóvich en el mundo del jazz. En 1956 -ya había muerto Stalin– compuso la Suite para Orquesta de Variedades. Consta de ocho movimientos, todos ellos alegres, vitalistas, triunfantes, como si se tratase de una obra en la que intenta plasmar la liberación de la opresión estalinista, una vez muerto el dictador. Nadie le censuró ni un solo compás. 

La evolución en la composición jazzística de uno de los músicos más importantes del siglo XX es palpable. Desde ese desprecio de principios de siglo por la moda que había atravesado las fronteras norteamericanas y se había instalado en Europa hasta su aceptación  sin ningún tipo de escrúpulos, como lo demuestran las partituras de las dos obras posteriores (la Suite 2 y la Suite para Orquesta de Variedades), habían pasado sólo unos pocos años. Pero la madurez es extraordinaria, sobre todo porque procede de un compositor apegado a la tradición: sinfonías, ballets, cuartetos, música de cámara, sin olvidar sus aportaciones al mundo del celuloide. Shostakóvich compuso las bandas sonoras de una treintena  de películas…, soviéticas naturalmente. 

Las vicisitudes y continuos enfrentamientos con el régimen soviético por su obra, siempre con la posibilidad del encarcelamiento y quién sabe si de la desaparición, total o temporal, lo contaremos en otro relato, cuando se nos pase la resaca jazzística.

Gabriel Sánchez

La orquesta Sinfónica de Radio de Baviera interpreta, bajo la batuta de Manfred Honeck, la Suite 2 Jazz de Shostakóvich:

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