El melocotonazo de la semana #6
Bad Bunny – Monaco
Para el que no lo sepa, Bad Bunny es uno de los mayores representantes del cambio generacional que ha experimentado la música urbana latina en los últimos años. Sin haber cumplido la treintena, se ha convertido en todo un icono para millones de hispanohablantes gracias a su característica voz y sus melodías pegadizas. No soy el único que opina que es, a nivel industrial, el artista puertorriqueño de mayor relevancia después de Daddy Yankee, pues ha terminado de afianzar la dominación del español en las pistas de baile, inaugurada por su predecesor (23 años mayor) con melocotonazos de reggaeton como “La Gasolina”. Siete años después de viralizar su primer éxito, Benito Antonio Martínez Ocaso acaba de lanzar su quinto álbum de estudio, “nadie sabe lo que va a pasar mañana”, del que forma parte el single cuyo videoclip nos ocupa hoy.
“Monaco” es el segundo corte del disco e instrumentalmente recuerda a sus primeros éxitos, cuando todavía estaba centrado en el trap. En contraste con “Soy Peor”, en el que se lamentaba como un adolescente frustrado de un desengaño amoroso, aquí Bad Bunny parece celebrar la nueva vida que le ha brindado su éxito internacional. El vegabajeño se sirve de la ciudad de Mónaco como metáfora (tanto lírica como visual) para hablar de su poder adquisitivo. También cuenta con un cameo del mismísimo Al Pacino en el Carbone, un famoso restaurante italiano frecuentado por celebridades en el corazón del Village de Nueva York. Y, probablemente, alquilado para la sesión de grabación (calcúlense los gastos de producción). Al final del vídeo, en un epílogo visual que se extiende más allá de la canción, el veterano actor le recuerda al cantante que la vida son dos días en un diálogo aparentemente casual (subráyese “aparentemente”).
Si las palabras que le dedica Al Pacino al protagonista resuenan con el título del álbum, más lo hace el sample intercalado de “Hier Encore”, una canción en la que Charles Aznavour le cantaba a la fugacidad de la juventud hace más de medio siglo. No sé de cuál de las cinco mentes que han participado en la producción de este melocotonazo (MAG, Smash David, Edsclusive, ARGEL y La Paciencia) ha salido la idea de intercalar chanson française con trap pero chapó. Más allá del guiño conceptual de la letra, la música encaja como banda sonora de los impresionantes planos aéreos del hermoso paraíso fiscal donde se ambienta el vídeo.
Aunque se vista de seda, au contraire, la canción no deja de ser un melocotonazo de trap en español con una melodía repetitiva y oscura y con los graves a reventar. Y Bad Bunny siempre ha tenido mano izquierda con el estilo que más raperos/cantantes hispanohablantes ha catapultado al estrellato.
Nacido en los slums del sur de EEUU, el trap –punta de lanza de la cultura hip hop estos últimos años– conecta con una sociedad en la que hacerse millonario de la noche a la mañana es inusual pero no imposible. La alegría de que “uno de los nuestros” lo haya conseguido y pueda pasearse por un principado europeo como un invitado VIP –mientras canta sobre conversaciones que tiene con otros famosos acerca de su patrimonio– parece eclipsar la envidia que podría espolear en nosotros la ostentosa procesión de yates de lujo, coches de carreras y mansiones. Probablemente, los oyentes no nos sintamos aludidos cuando en el apogeo de la noche nos pongan este melocotonazo en la discoteca y llegue la parte que dice
A ti no te conocen ni en tu barrio
Ayer estaba con LeBron, también con DiCaprio
Me preguntaron que cómo me fue en los estadios.
Hablamos de la familia y temas de millonarios
Digo… Multimillonarios
Digo… Billonarios
sino que, lo más seguro, es que lo cantemos a voz en grito, como si algún día nos pudiera tocar a nosotros también.
Todos tenemos un banco, un árbol, una calle donde mecimos nuestros sueños cantaba Séverine, la única ganadora monegasca (quiero decir de Mónaco) en toda la historia de Eurovisión. Menos mal que soñar sigue siendo gratis.
Escrito por William Hear