Rebajas
Ir de compras a las rebajas de verano no es algo que haga por gusto. Pero oye, a veces toca renovar bikinis y no queda más remedio.
Entre los perfumes intoxicantes de las tiendas, la música a todo volumen y las luces cegadoras, acepto la migraña que acompañará mi sesión de shopping y me adentro en los probadores.
Con dificultad me pruebo varios bikinis en todas las tallas. Me miro al espejo y no reconozco el salchichón que parece haber sustituido a mi cuerpo. Sudando y al borde de un diagnóstico de trastorno dismórfico corporal, me vuelvo a vestir y salgo corriendo. Tendré que encontrar una playa nudista este verano.
PAULA