Relatos con música

Carmen y María nunca estuvieron allí

Ya se ha contado en un relato anterior: la ópera Carmen obtuvo un rotundo fracaso el día del estreno y sólo tres meses después, muerto ya Bizet, traducido el libreto al alemán y estrenada en Viena, cosechó el éxito que aún hoy perdura. A partir de ese momento, la cigarrera andaluza, sus andanzas y amoríos, los personajes que desfilan por su atribulada vida, forman parte del repertorio oficial de todos los teatros de ópera del mundo que programan la obra, sabedores del éxito que va a obtener.

El personaje de Carmen es también un filón para todas las sopranos que se precien. Su volatilidad, su casi permanente presencia en el escenario, protagonizando los momentos más decisivos de la representación, el constante cambio de registros que el autor de la partitura quiso dar a la joven amante, hace que las cantantes se sientan plenamente realizadas. Las popularidad de las arias que casi todo el mundo tararea –la famosa Habanera es el ejemplo más palpable—le dan a la inmortal obra unas características especiales. Nadie quiere abandonar el escenario sin haber interpretado, al menos en una ocasión, la Carmen de Bizet. Forma parte del curriculum de toda soprano que aspire a meterse al público en el bolsillo en una noche de éxito, como la Norma de Bellini o la Madame Butterfly de Puccini.

Renata Tebaldi y María Callas junto a Rudolf Bing, director de la Ópera Metropolitana de Nueva York

María Callas pasará a la historia de la ópera por muchos motivos, todos ellos merecidísimos. Su extraordinaria personalidad, su voz inimitable, los registros que era capaz de alcanzar han hecho de la Callas la más apasionada de las sopranos que ha dado el bel canto de todos los tiempos. 

Su rivalidad con otra de las grandes divas, Renata Tebaldi, hizo que el panorama operístico mundial tomara partido: o la Callas o la Tebaldi, una americana, aunque de ascendencia griega, y la otra italiana. De esta forma, para no coincidir y pugnar por la primacía en escenarios que podrían favorecer a una u otra, procuraron no coincidir en los mismos teatros. Tebaldi desarrolló gran parte de su carrera en los Estados Unidos y María Callas eligió los escenarios europeos. Pero hubo, naturalmente, excepciones, y era posible escuchar a la italiana en salas, consideradas mecas de la ópera en Europa y a la grecoamericana en los escenarios de los Estados Unidos.

María Callas y Marilyn Monroe, en el cumpleaños de John F. Kennedy en 1962

Uno de ellos, se van a sorprender, fue en el Madison Square Garden. Fue el 19 de mayo de 1962, en la velada organizada para felicitar al presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy. Sí, la noche en la que Marilyn Monroe cantó el famoso cumpleaños feliz al presidente. Antes, María Callas había cantado la Habanera de Carmen. Pero nadie lo recuerda: Marilyn había eclipsado con su melosa e insinuante voz ante el inquilino de la Casa Blanca a todas las estrellas que desfilaron por el escenario. La Callas se arrepintió de haber participado en semejante sarao que no provocó más que críticas e hizo sonrojarse a más de uno o una. 

Fue una de las pocas veces que María Callas interpretó un aria de la ópera de Bizet. Nunca interpretó al personaje creado por Próspero Merimé en un escenario. Luchino Visconti, que la había dirigido en la Scala, insistió en que aceptara el reto de asumir el rol de Carmen, como también lo hizo Tulio Serafini, el director de orquesta que la ayudó a triunfar. Pero María se negó en rotundo y rechazó todas las ofertas que recibió para interpretar la obra del autor francés. 

Tenía pánico a asumir ese papel que la obligaba a aprender a bailar, a bailar encima de una mesa, a enseñar los tobillos a los asistentes, a jugar a mujer fatal por la que pugnan dos amantes. No, su manera de ser no encajaba en absoluto con aquella fresca española. 

Hubo un intento fallido para que María Callas interpretara la ópera entera y no sólo las arias más conocidas. Cuando Pier Paolo Pasolini la llamó para rodar Medea, hubo un intento posterior para que la soprano se pusiera frente a una cámara de cine para rodar Carmen. Pero el proyecto se truncó y nunca se llevó adelante.

María Callas nunca fue Carmen en un teatro de ópera. Da igual.

Gabriel Sánchez

María Calas canta Habanera de Carmen en el Covent Garden de Londres (1962). Con la Orquesta de la Royal Opera House de Covent Garden bajo la batuta del genial director francés Georges Petré:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *