Madurez
Cuando era pequeña me consideraban madura para mi edad. Era tranquila y podía mantener conversaciones con adultos sin aburrirme demasiado. Los padres de mis amigas confiaban en mí y mis profesores apreciaban mi responsabilidad.
A mí, en realidad, me habría gustado ser payasa, hacer reír a mis compañeros, cuchichear en clase y pasar notitas. Pero me tocó el título de chica responsable y tuve que dejar la nariz roja y redonda en una esquina.
PAULA
Estupendo! Sabiendo en la esquina donde se dejó la nariz roja, no hay más que ir y pillarla…cuando venga bien.