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La vuelta al mundo en… 72 días

Elizabeth Bisland, a la izquierda, durante la travesía por mar, y Nellie Bly, equipada para partir a la vuelta al mundo

Esta es la historia de dos mujeres, Nellie Bly y Elizabeth Bisland, que dieron la vuelta al mundo en 1889 emulando a Phileas Fogg. Eso sí, lo hicieron en menos de los 80 días que tardó el personaje creado por el escritor francés Julio Verne en su célebre novela.

La historia comienza cuando la periodista norteamericana Nellie Bly propone al periódico New York World (NYW), para el que trabajaba, realizar la hazaña creada por Julio Verne en menos tiempo que el imaginado por el escritor, del que era gran admiradora.

Nellie Bly

Nellie Bly

Nellie Bly tenía solo 25 años. Había iniciado su carrera en Pittsburgh de una forma un tanto peculiar. Con 21 años había leído un artículo en el periódico local Pittsburgh Dispatch que llevaba por título What girls are good for (Para qué sirven las chicas) en el que se concluía que el papel de la mujer era el de ama de casa y madre. Nuestra Nelly, que en realidad se llamaba Elizabeth Jane Cochran, se enojó de tal modo que escribió una apasionada carta al periódico criticando la bisoñez y machismo del artículo, reclamando el mismo trato para las mujeres y los hombres. Lo firmó con seudónimo: “La huérfana solitaria” (a pesar de que tenía 14 hermanos). La carta era tan feroz que el editor quiso conocer a su autora y publicó un anuncio con el fin de que se identificara y poder contratarla. Y así fue como Elizabeth, que pasó a firmar como Nellie Bly, entró al mundo del periodismo, primero en la ciudad de Pensilvania y más tarde en Nueva York.

Pionera en el periodismo de investigación, era la reportera estrella del NYW cuando propuso reducir el tiempo ficticio de Verne para su vuelta al mundo y establecer un récord mundial. Los editores, tras alguna duda –pensaban que para esa odisea era más adecuado un hombre-, intuyen la gran publicidad que supondrá el proyecto y aprueban costear el viaje. De hecho, la aventura se anunció en la primera plana del periódico. ¿Sería capaz de dar la vuelta al mundo en menos tiempo que como Julio Verne había imaginado en su novela dieciséis años antes? Nellie Bly esperaba hacerlo en setenta y cinco.

El 14 de noviembre de 1889, a las 9,40h, Nellie Bly comienza su aventura de 40.000 kilómetros alrededor del globo. Lleva consigo tan solo una pequeña mochila de cuero con algunas mudas, el aseo y utensilios de escritura, que es lo que considera necesario para el viaje. Viste un traje dos piezas y un largo abrigo escocés a cuadros que le cubre de cuello a tobillos. Un gorro de lana completa el atuendo.

Elizabeth Bisland

Elizabeth Bisland

La misma mañana en que parte hacia la aventura Nellie Bly, John Brisben Walker, editor de una joven revista llamada Cosmopolitan, viaja en tren al bajo Manhattan mientras hojea el New York World. En su portada se habla de la aventura extraordinaria que emprende ese mismo día la reportera más famosa del diario. De inmediato reconoce el valor publicitario del proyecto e imagina lo que supondría para su revista. No lo duda, quiere hacer lo mismo y lo tiene que hacer una mujer. Y para ser más emocionante, realizar el itinerario al revés, de oeste a este. Piensa en la única mujer de la revista capaz de semejante aventura. En cuanto llega a la redacción, pide que avisen a Elizabeth Bisland.

Elizabeth Bisland tenía 28 años y era la editora literaria de la revista. Amante de la poesía, escribía reseñas de libros, ensayos y artículos de fondo. Elizabeth quería en realidad ser escritora y no le gustaba la fama, ni siquiera firmar en el periódico. Amaba la literatura. Había leído en su juventud a Shakespeare y a Cervantes, le gustaba la conversación inteligente, era feminista. En su pequeño apartamento, eran habituales tertulias literarias a las que acudían pintores, escritores y actores; la escena creativa de Nueva York.

Se encontraba desayunando en su casa cuando recibe la citación del director. Se viste y acude a la redacción sin prisa. Pasa al despacho del director. Walker le pregunta a bocajarro si estaría dispuesta esa misma noche a viajar a San Francisco y continuar allí un viaje que consistía en dar la vuelta al mundo en menos de 80 días. Elizabeth, que nunca había salido del país, dice que no, pero Walker insiste e insiste. Elizabeth se preguntaría más tarde cómo fue posible que, seis horas después de aquella entrevista, se encontrase viajando en un tren con destino a San Francisco. Su maleta es un poco mayor que la de Bly, lleva dos vestidos para el viaje.


El viaje

Nellie Bly partió de Nueva York con dirección a Inglaterra llegando de vuelta a Manhattan por San Francisco. En su periplo, paradas en Francia – allí visitó a Julio Verne en Amiens, quien le aseguró que la aplaudiría si conseguía hacer el viaje en 79 días-, Italia, Egipto, Yemen, Sri Lanka, Malasia, Singapur, Hong Kong, Yokohama en Japón. Mientras, Elizabeth hizo el camino a la inversa. Desde Nueva York se dirigió a San Francisco y regresó a la ciudad de los rascacielos desde Inglaterra. En ambos casos, sus principales medios de transporte fueron los barcos de vapor y el tren. La noticia de la aventura de estas dos jóvenes fue todo un acontecimiento en Estados Unidos. Más de un millón de personas participaron en un concurso organizado por el New York World para adivinar el día de llegada de Bly. En los bares se hacían apuestas de quién llegaría antes.

Nellie Bly no supo del viaje de Bisland hasta casi el final del trayecto. Se enteró en Hong Kong, el día de Navidad, cuando en la Compañía Oriental de Vapores le informó de que otra persona hacía la misma carrera y podría llegar antes ya que había salido de Hong Kong hacía tres días. “Yo hacía una carrera contra el Tiempo”, dijo entonces Nellie y siguió su viaje.

Llegada a Nueva York

Primera edición de la obra de Julio Verne

25 de enero de 1890. A los 72 días 6 horas y 11 minutos Nellie Bly llega a la estación de tren de Nueva Jersey donde es aclamada por una mutltitud de seguidores. Su periódico había fletado en San Francisco un tren de un solo vagón para que atravesara el país a toda velocidad. En Nueva York se celebra el récord con bandas de música y fuegos artificiales. Mientras tanto, Elizabeth había perdido el rápido barco de vapor alemán que salía de Southampton a Nueva York y tuvo literalmente que buscarse la vida para, en solo unas horas, con frío y sin dormir, conseguir llegar a Queenstown (Cobn, Irlanda) de donde partía el lento Bothnie, un buque que tardó 15 días, con temporal incluido, en alcanzar las costas americanas. Pisaría Nueva York el 30 de enero de 1890, 76 días después de su partida, pero adelantando también al personaje Phileas Fogg. Durante su viaje se había convertido en una celebridad y fue recibida con todos los honores. Demasiada fama para ella.

Periodismo y literatura

Fueron dos miradas diferentes del viaje alrededor del mundo. Nellie era periodista, buscaba la noticia, incluso sensacionalista. Elizabeth era escritora, sus relatos estaban llenos de lirismo. Nellie acabaría siendo conocida por sus audaces crónicas periodísticas. Elizabeth por sus novelas. De aquel viaje las dos escribirían un libro: La vuelta al mundo en 72 días, Nellie. En siete etapas: un viaje alrededor del mundo, Elizabeth. Tras la aventura, Nellie Bly emprendió una gira de conferencias por cuarenta ciudades norteamericanas y siguió ejerciendo como periodista. Elizabeth huyó de la fama y se trasladó un año a Gran Bretaña. Se dedicó a la escritura y publicó varios libros de ficción y ensayo.

Nellie falleció el 27 de enero de 1922 a los 57 años, a causa de una neumonía, y está enterrada en el cementerio de Woodlawn, en el Bronx, Nueva York. Elizabeth falleció el 9 de enero de 1929, también a causa de una neumonía, y su tumba se encuentra en el mismo cementerio neoyorkino.

Ana Amador

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