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Nacidas en tierras ucranias

La ciudad de Mariúpol antes de ser arrasada en la guerra provocada por Putin

Ucrania, ese país que Putin quiere reducir a cenizas, tiene una historia tan compleja y difícil como su idioma. Leyendo muy por encima algo de su pasado y de su presente me enredo en una tela de araña tan abrumadora y profunda que me pierdo intentando seguir sus caminos y sus raíces.

Lviv, en una imagen de archivo

Ucrania, a la que hoy lloramos, es un enorme territorio que a lo largo de los siglos ha sido invadido por mongoles, turcos, polacos, austro-húngaros, franceses, alemanes y rusos. Un ejemplo: Lviv, la metrópolis que hoy acoge a miles de desplazados por la guerra y es punto de partida para un exilio tal vez sin retorno, fue antes Lemberg (en alemán) y después Lwów (en polaco) y también Lvov (en ruso). Los españoles la hemos conocido desde hace siglos como Leópolis. Fue una ciudad que cambió de manos ocho veces en 30 años (1914-1945). Lo explica muy bien el abogado y escritor Philippe Sands en su brillante obra Calle Este-Oeste.

León Trotsky

¿Conocemos pintores, escritores, poetas, investigadores de Ucrania?  ¿O más bien deberíamos decir de origen ucranio? El novelista austriaco Joseph Roth, autor de La marcha Radetzky, nació en Brody, en la provincia de Leópolis, y escribía en alemán. La madre de Sigmund Freud, Amalia Malka Nathansohn, nació también en Brody, cuando la ciudad formaba parte del llamado Imperio austro-húngaro. Mijaíl Bulgákov vino al mundo en Kiev, pero escribió en ruso su satírica obra El Maestro y Margarita. El polaco Joseph Conrad nació en la ciudad ucrania de Berdichev. El filósofo y poeta Hryhorii Skovoroda lo hizo en Skovorodynivka, en el Óblast de Járkov y escribió sus textos en tres idiomas: eslavo eclesiástico, ruso y ucraniano, con un gran número de citas en latín y griego. Al conocido pintor Kazimir Malevich, cuya singular obra puede verse hoy en el Museo Ruso San Petersburgo de Málaga, le citan como pintor ruso de origen polaco nacido en Kiev.

Y por no seguir con la lista, valga recordar que el creador del ejército rojo, León Trotsky, nació en la aldea ucrania de Bereslavka (antes conocido como Yanovka). “Ucrania es especialmente rica en experiencias de falsos caminos de lucha para conseguir la emancipación nacional”, dejó dicho en 1939.

¿Y dónde están las mujeres célebres ucranias? Está claro que las hay, pero desconocidas para la mayoría de nosotros. He aquí unas cuantas vidas que han llamado mi atención:

Lesya Ukrainka (Larysa Petrivna Kósach Kvitka). Es tal vez la poeta y escritora ucrania más reconocida. Nació en 1871 en la localidad de Novograd-Volynsky. Una familia terrateniente y amante de la literatura y la pintura, su alto cociente intelectual y una educación con los mejores profesores en casa a causa de una tuberculosis osteoarticular fueron sin duda el origen de su fecunda producción literaria. Su resistencia ante la enfermedad es una leyenda y un orgullo para el pueblo ucranio. Murió joven, a los 42 años, tras escribir una extensa obra en su mayoría poética, pero también prosa, epopeya, drama, teatro; además de artículos para prensa y traducciones. Al español están traducidos algunos de sus poemas.

Se sabe tan poco de ella que en Google aparece una entrada hablando de la casa museo del ¡“famoso escritor»! Lesya Ukrainka. Otra anécdota tristemente divertida fue cuando el alcalde de Madrid, Martínez-Almeida, decidió el 7 de marzo dar el nombre de Volodímir Zelensky a la plaza que hay frente a la Embajada de Ucrania en Madrid, quitando el nombre anterior… ¡que era precisamente el de la escritora ucrania Lesya! Finalmente, el corregidor enmendó su error y dio el nombre del heroico Zelensky a una rotonda 500 metros más allá.

Nataliya Kobrynska. Nació en 1855 en el Raión de Sniatyn (ahora en Ivano-Frankivsk, Ucrania, entonces reino de Galitzia y Lodomeria, Austria-Hungría). Se la considera precursora del movimiento feminista en Ucrania, además de escritora. En 1984 promovió la Asociación de Mujeres Ucranias y años más tarde creó la primera editorial dedicada a dichas mujeres, La primera corona se llamaba, y allí escribió Lesya Ukrainka. Luchó para que las mujeres pudieran estudiar en la Universidad, apoyó el sufragio universal y la apertura de jardines de infancia para mejorar las condiciones de las trabajadoras. Murió en 1920.

Sofia Okunevskaya. Nació en 1865 en Dovzhanka en la provincia de Ternopil. Fue la primera mujer en convertirse en doctora y graduarse en la Universidad de Medicina, si bien tuvo que estudiar en Suiza, ya que las instituciones educativas de nivel superior eran solo para hombres. De vuelta a Lviv no consiguió trabajo por su condición de mujer, aunque abrió una consulta privada junto a su esposo, del que más tarde se divorciaría. Colaboró con el doctor Ozarkevich en compilar un diccionario de terminología médica en ucranio; en 1897 trabajó en la comisión médica y tomó parte activa en la publicación del diario de medicina “Zdorovlie” (Salud). 

Olga Kobylianska. Escritora y feminista. Nació en 1863 en Gura Humorului, que entonces formaba parte del imperio austro-húngaro, ahora ciudad rumana. Su padre era de ascendencia ucrania y su madre era polaco-alemana. Olga escribió sus primeras obras en alemán. Con 28 años se traslada a Chernivtsi donde participa en la creación de la Asociación de Mujeres de Rutenia, en Bucovina. Una de sus obras más destacadas, que recoge su opinión sobre el movimiento feminista, es Tsarivna, publicada en el periódico de Bucovina en 1895. Sus personajes femeninos, en opinión de los críticos, son fuertes, independientes y reivindicativos. En 1901 conoce a Lesya Ukrainka y comienza una apasionada correspondencia con la escritora, con un lenguaje homoerótico, según los estudiosos de su obra. Fue amiga de Nataliya Kobrynska y de Sofia Okunevskaya, que influyeron definitivamente en Olga para que escribiera en ucranio. Entre otras obras, escribió V nedilyu rano zillia kopala (El domingo por la mañana recogió hierbas), basada en el folklore ucranio. En 1940, cuando la Unión Soviética ocupó Besarabia y el norte de Bucovina, dio la bienvenida a las tropas de ocupación soviéticas. Recibió la ciudadanía soviética y fue admitida en la Unión de Escritores Soviéticos de Ucrania. Un año después, en 1941, cuando este territorio regresó a Rumanía, su apartamento fue registrado por la policía, desapareciendo varios de sus manuscritos. Cuando Olga murió, en 1942, las autoridades rumanas prohibieron a los ucranios velar a la escritora, y sólo los familiares asistieron al funeral. La casa de Chernivtsi donde pasó sus últimos años es hoy, si sigue en pie, un museo literario dedicado a su figura.

Maria Prymachenko. Es una de las pintoras ucranias más famosas. Representante del arte naíf y laureada con el premio Nacional de Ucrania Taras Shevchenko, nació en un pueblo llamado Bolotnia, al norte de Kiev en 1908. Su pintura destaca por sus colores vivos y alegres y sus imágenes de monstruos y animales fantásticos. Una verdadera joya que ha sido muy imitada. Una anécdota: en 2007 una firma finlandesa plagió su obra “Rata en el camino” para recrear utensilios de la casa y una aerolínea finlandesa puso el dibujo en uno de sus aviones, retirándolo tras disculparse. Aunque las informaciones son confusas, parece ser que varias de sus obras han sido destruidas por las bombas rusas que cayeron el pasado febrero sobre el museo de Historia Local de Ivánkiv que albergaba 25 cuadros de la artista.

Olena Teliha (1906-1942). Poeta y activista ucrania. Nació en un pueblo cercano a Moscú. A los 12 años se muda a Kiev con su familia. Allí viven la Guerra de la Independencia de Ucrania (1917-1921) con el ascenso y caída de la República Nacional Ucrania. Cuando los bolcheviques toman el poder, la familia se exilia en Checoslovaquia. Olena se interesa vivamente por la lengua y literatura ucranias y comienza a escribir poemas. Se casa y se muda a vivir a Varsovia. En 1939, como otros muchos jóvenes, se afilia a la Organización de Nacionalistas Ucranianos, un grupo radical de extrema derecha similar al fascismo italiano en cuya estrategia llegaban a incluir actos terroristas contra sus enemigos: Polonia, Checoslovaquia, Reino de Rumania y Unión Soviética, aunque Olena dedicó su actividad a asuntos culturales. En 1941, Olena y su esposo, el médico y músico Mykhailo Pavlovych Teliha, regresan a Kiev, en ese momento ocupada por los nazis. La intención, participar en la reconstrucción de la cultura ucrania. Sus actividades literarias y sus escritos en periódicos de la ciudad desafiaban a las autoridades nazis. Ignoró los peligros que ello suponía. En febrero de 1942, cuando tenía 35 años, fue arrestada por la Gestapo y ejecutada en Babi Yar, el barranco preferido por los nazis para cometer sus masacres. Mykhailo, su marido, que no había participado en las publicaciones y al que se le había ofrecido su liberación, que había rechazado, fue ejecutado días después, en el mismo lugar siniestro donde la historia relata que fueron asesinados 150.000 personas, entre judíos, prisioneros de guerra soviéticos, gitanos y nacionalistas ucranios.

Todo muy difícil.

Trotsky también dejó dicho en aquel 1939 una frase que ha cobrado plena actualidad: “No queda ni rastro de la anterior confianza y simpatía de las masas ucranianas hacia el Kremlin. Desde la última “purga” asesina en Ucrania, nadie quiere en el Oeste pasar a formar parte de la satrapía del Kremlin (…)”. Pues eso.

ANA AMADOR

Nota: Me he reconciliado con el gentilicio ucranio mejor que ucraniano tras leer la explicación dada por el periodista Alex Grijelmo: si para Estonia, Letonia, Macedonia, Armenia, Bosnia, etc., decimos estonio, letonio, macedonio, armenio o bosnio, ¿por qué no decir ucranio para Ucrania en lugar de ucraniano.

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