Telerrealidad
En mi casa estaba prohibida la telerrealidad. Siempre la llamamos telebasura. Haciendo zapping, si te despistabas y pasabas más de dos segundos en Telecinco, se clavaban en la nuca las miradas de juicio de mis padres.
A mis veinticinco, mi única rebelión contra mis padres (que he oído en terapia que es necesaria) es ver horas y horas de telebasura. La Isla De Las Tentaciones, Love Island, Mujeres Ricas de Beverly Hills, Jugando Con Fuego: Brasil. Lo veo todo, como si me pagaran por ello. La que paga soy yo, tanto en suscripciones a plataformas de visionado online como en deterioro neuronal.
Pero y lo que me gusta sentarme delante de la tele y ver a las mujeres más ricas de Beverly Hills pelearse porque la vecina insinuó que una de ellas era alcohólica, porque otra decidió arruinar una velada invitando a una médium que armó la de dios, porque otra rumorea sobre las infidelidades de la siguiente… Hipnotizante.
Y qué decir de La Isla de las Tentaciones en la que parejas que en vez de cámaras necesitan años de terapia se ofrecen a arruinar su reputación para darnos a nosotros, los mortales, entretenimiento.
Después de diez horas sin levantarme ni a hacer pis por fin dejo el ordenador. Me prometo a mÍ misma que mañana tendré cierto control, que escribiré una reflexión inteligente para justificar las horas de telerrealidad.
Pues aquí estamos.
PAULA
Bravo Paula eres muy valiente
Pobres padres! siempre culpables de la mala educación de los hijos. Creo que sería más adecuado hablar de la necesidad de hacer una «crítica serena y muy ponderada» en lugar de «rebelarse» contra ellos. Ya se sabe que hacer de padres no se estudia. Un poco de piedad por favor.