Ministry – Moral Hygiene
El disco que demuestra que la vieja leyenda del rock industrial sigue con ganas de molestar.

Ministry es la banda que fundó el músico y letrista Al Jourgensen en Chicago y que lleva activa desde principios de la década de los 80. Un proyecto que comenzó sonando a synthpop y que rápidamente giró hacia el rock y el metal debido al descubrimiento del hardcore-punk, el cual provocó una epifanía en Jourgensen, que cambió la dirección del grupo de forma radical de un disco para otro.
Desde su tercer álbum, Ministry lleva poniendo en práctica la difícil amalgama de música electrónica e instrumentos distorsionados. Una combinación poco habitual en un estilo fiel a la tradición y muy escéptico a la inclusión de nuevas tecnologías. Sin embargo, la banda trabaja esta síntesis desde siempre con mesura y buen gusto, y ‘Moral Hygiene’ no es una excepción. Efectos en la voz que van desde los filtros hasta un uso –muy musical– del delay dan variedad a diez canciones que que se construyen más sobre riffs de hardcore que sobre riffs de metal, como en discos anteriores del grupo.
La etiqueta de “industrial” no solo se aplica a los efectos vocales. El uso de sampling –la utilización de muestras de sonido extraídas de otros formatos como canciones, televisión o internet– es recurrente a lo largo del trabajo y muchas de las baterías utilizadas son electrónicas y están programadas. La capacidad del multi-instrumentista para generar atmósferas interesantes y contundencia con la distorsión de la voz y las guitarras, unido a la inclusión de baterías acústicas, hace que en ningún momento el álbum desprenda un tufo maquinero.
Temas como “Disinformation”, la versión de The Stooges “Search and Destroy” –tocada y cantada a la mitad de velocidad por un error en un directo que terminó siendo un acierto a la hora de la reinterpretación de la canción– o la hiperactiva “TV Song No. 6 (Right Around The Corner Mix)” que cierra el disco son auténticos aciertos que además contienen letras ácidas que en muchos discos nuevos han desaparecido, aunque luego los artistas se posicionen a favor de tal o tal causa. Se nota que Al Jourgensen sigue creyendo en el rock como vehículo para comunicar las frustraciones y la crítica social sin tabúes, lo cual parece necesario en una época en la que lo virtual parece maquillar lo industrial del sistema en el que vivimos.
@sanchificatus
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