Mi patio flamenco

Querencia por Mayte Martín, la voz de terciopelo

Mayte Martín

La querencia, según el diccionario de la RAE, además “de querer bien a alguien” también significa una “inclinación o tendencia de las personas (…) a volver al sitio en el que se han criado o tienen costumbre de acudir”, definición que sirve bien para explicar lo que siento por el arte de la cantaora catalana Mayte Martín, a quien escucho con frecuencia en los escasos discos puramente flamencos que ha grabado (sólo me salen dos), y a la que he visto actuar en directo en un par de ocasiones, siempre con deleite y, por momentos, con fascinación. Tengo querencia por la cantaora y respeto por la cantante, que también lo es porque interpreta otros géneros musicales, aunque ahí la he frecuentado menos; será porque hacia esos estilos me falta esa querencia.

Es bastante habitual que voces que han destacado en el flamenco se adentren por otros estilos musicales, que interpreten otros géneros de larga tradición como el bolero o el tango, por ejemplo, o la copla española. Un cantaor/a de flamenco suele estar muy “preparado” para afrontar retos diferentes, e incorporan tonos de voz que imprimen, creo yo, un valor añadido, una distinción, a otros estilos que les son propicios. Mayte Martín grabó un excelente disco de boleros con Tete Montoliú. Diego el Cigala triunfó en ese mismo género vendiendo miles de copias de sus Lágrimas negras. Hay muchos ejemplos.

Pero además de las inquietudes artísticas, suele haber también razones alimenticias para esos cambios de género musical a los que muchos cantaores se arriesgan, pues multiplican sus seguidores. El público del flamenco es minoritario por norma general, digan lo que digan, aunque haya artistas que hayan conseguido atraer a públicos ajenos a los festivales o tablaos consiguiendo hacer un flamenco ortodoxo y vanguardista a la vez. Camarón lo consiguió. También Enrique Morente. Y Paco de Lucía. No muchos más, al menos sin perder su condición flamenca.

Escuché por primera vez a Mayte Martín allá por el año 95, creo recordar, en su primer disco flamenco, con el título Muy frágil, en el que interpreta una granaína de Chacón y unos tientos-tangos de homenaje a la Niña de los Peines. Ya sólo con esos dos cantes nos cautiva su voz, tan limpia, tan clara y a la vez tan honda, y con su conocimiento: taranta, cartagenera, alegrías, bulerías, tonás y seguiriyas completan el disco, y todo lo hace bien. Recordaba el crítico Manuel Bohórquez que, en 1987, cuando Mayte Martín ganó la Lámpara Minera en el Festival de La Unión, supo enseguida que sería grande porque “era una voz nueva, fresca, y una cabeza de cantaora poco común. Afinaba como Dios y llevaba la voz a un nivel increíble sin descomponer nunca la melodía de los cantes”. Cabal; nada que añadir.

Hubo que esperar al año 2000 para que saliera al mercado su segundo disco flamenco: Querencia. Si con el primero había obtenido el reconocimiento por su sabiduría y clasicismo en la interpretación de los cantes recogidos, con este segundo consolidó el  estatus ante la crítica. Si en Muy frágil nos recuerda lo bien que ha escuchado y a La Niña de los Peines, por poner un ejemplo, a la que homenajea con unos tientos tangos, en Querencia da todo un recital de interpretación de cantes menos habituales como la petenera o la vidalita. De la memoria clásica recrea en la apertura del disco una canción por bulerías, Ten cuidao, que cantaran en su día  Fernanda y Bernarda de Utrera, donde ya nos adelanta, con los arreglos musicales que incorpora, la belleza del disco.

Mayte Martín se lamentaba hace algunos años por la pérdida de autenticidad del flamenco y criticaba a la industria discográfica porque entendía que solo les “interesa vender, la inmediatez, lo frívolo, que las cosas tengan más forma que fondo». Y en esa apuesta por la forma se refería a los estándares físicos pues entiende que están complicando la entrada de grandes voces jóvenes en el flamenco, solo porque no cumplen con los cánones de belleza establecidos por la industria. La cantaora catalana ha sido siempre una mujer valiente, de inquietudes musicales variadas a las que se ha entregado con una honestidad artística incuestionable. Y su veredicto debe ser escuchado.

Postdata: Este patio flamenco cierra hasta septiembre. La pandemia nos robó en 2020 muchos buenos momentos que teníamos previstos para escuchar flamenco en directo por lo que trataremos de resarcirnos este año. No encuentro, de momento, que Mayte Martín se prodigue, aunque para finales de agosto actuará en la provincia de Córdoba. Procuraremos estar para contárselo después, cuando volvamos al patio. Entre tanto, nos quedan sus discos, y las grabaciones de actuaciones memorables. Como muestra, esta vidalita. Disfruten.

ALFONSO SÁNCHEZ

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