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La poesía y la primera programadora de la historia

Ada Lovelace

Nada es casualidad. Ada Lovelace está considerada la primera programadora de ordenadores. Fue una mujer estudiosa, enfermiza y amante de las matemáticas. Su madre fue determinante en su educación científica y su padre, al que no conoció, le dio un sello poético que empleó en alguno de sus escritos matemáticos.

Un inciso pequeño para dos detalles de los padres de Ada.

Su madre, Anna Isabelle Noel, una mujer adelantada a su tiempo, matemática y activista política y social hasta el fin de sus días, le dio calabazas a su novio durante dos años antes de dar el sí definitivo en 1814. Él, sabiendo de los gustos científicos de la mujer que amaba, trató de conquistar su corazón con cartas donde decía cosas tan maravillosas como esta:

«Le agradezco una vez más sus esfuerzos con mi Princesa de los Paralelogramos, que la ha desconcertado a usted más que Hipotenusa; en su forma de ser no se ha olvidado de las ‘Matemáticas’, en donde yo solía apreciar su ingenio. Su forma de proceder es bastante rectangular, o más bien somos dos líneas paralelas que se prolongan una al lado de la otra hasta el infinito, pero destinadas a no encontrarse nunca.» (Harvard University. Cartas)

Acabaron encontrándose y casándose y separándose y divorciándose. En ese ínterin nació Ada un 10 de diciembre de 1815. La separación ya era un hecho a las pocas semanas y su padre abandonaría Inglaterra para siempre a los pocos meses, despidiéndose de ella así: «¿Es tu rostro como el de tu madre, mi bella hija? ¡Ada! Hija única de mi casa y mi corazón».

Ada tenía 8 años cuando murió su padre y 20 cuando vio por primera vez un retrato de su progenitor, el poeta George Byron. Nunca le olvidó.

Tuvo una educación estricta vigilada por su autoritaria madre y desde muy joven se sintió atraída por las ciencias y la ingeniería, mientras sufría largas temporadas de cama a causa de varias enfermedades, entre ellas el sarampión. Si en su adolescencia su empeño era crear un aparato para volar –se pasó tiempo estudiando la anatomía de las aves- siendo ya una jovencita le fascinó el telar de seda de Jacquard, un artilugio que utilizaba tarjetas perforadas para crear complejos diseños en la tela y fácil de usar por manos inexpertas.

Telar se Jacquard

En esa época conoció al matemático británico Charles Babbage. Ella tenía 18 años y él 44. Babbage trabajaba entonces en la creación de una calculadora mecánica que funcionaba sin la ayuda de un humano, llamada la máquina diferencial. La relación de Baggage y Ada fue un estímulo intelectual para ambos y de ahí nacería la idea de concebir un telar de Jacquard, pero aplicado a los números y a la filosofía de Baggage, es decir, una computadora.

Entre tanto, se casó, nobleza obliga, con Lord King, William, y tuvo tres hijos. King se convirtió en conde y ella en condesa Lovelace. Su madre continuó buscándole mentores para que esa cabeza portentosa y privilegiada continuara desarrollando su capacidad intelectual. El matemático Augustus de Morgan fue uno de ellos, aunque no estaba acostumbrado a que las mujeres fueran tan sobresalientes. Las preguntas de Ada iban mucho más allá de lo que trataban las clases y al profesor le inquietaba que una alumna pensase como un hombre. Lord King, sin embargo, estaba maravillado de la capacidad intelectual de su mujer.

Aunque no conoció a su padre, la poesía estaba en su corazón. Se puede intuir en este texto que escribe a Morgan: “Puedo señalar que las curiosas transformaciones que pueden sufrir muchas fórmulas, la identidad insospechada para un principiante aparentemente imposible de formas extremadamente diferentes a primera vista, creo que es una de las principales dificultades en la primera parte de los estudios matemáticos. A menudo me acuerdo de ciertos duendes y hadas de los que uno lee, que ahora están en los codos en una forma, y el siguiente minuto en una forma muy diferente.”

Diagrama de un algoritmo para la Maquina Analítica en la computación de los números de Bernoulli, con notas de Ada Lovelace.

En 1841 retoma las colaboraciones con Baggage y comienza a elaborar su propio proyecto, un trabajo que acaba llamando simplemente Notas. Ambos conciben la máquina analítica de forma muy diferente: mientras que Baggage ve en su artilugio solo números, Ada va mucho más lejos, busca las aplicaciones prácticas. Las máquinas serán capaces de hacer mucho más que cálculos de números, podrán entender símbolos. En sus Notas llega a vislumbrar, incluso, la digitalización de la música: «Supongamos, por ejemplo, que las relaciones fundamentales entre los sonidos, en el arte de la armonía, fueran susceptibles de tales expresiones y adaptaciones: la máquina podría componer piezas musicales todo lo largas y complejas que se quisiera».

Para ella, la máquina analítica de Baggage y el telar de Jacquard eran lo mismo, una teje dibujos algebraicos, otra flores y hojas.

En sus notas, Ada describe las operaciones por las que las tarjetas perforadas «tejerían» una secuencia de números en la máquina analítica. Este código está considerado como el primer algoritmo específicamente diseñado para ser ejecutado por un ordenador, aunque nunca fue probado ya que la máquina nunca llegó a construirse. Es el algoritmo de Ada y por eso se la reconoce como la primera mujer programadora de la historia.

Falleció a los 36 años en 1852 y fue enterrada, a petición suya, junto a su padre, en la parroquia del pueblo de Hucknall Torkard, en Nottinghamshire.

Virumbrales

Fuente: The New York Times (Overlooked), Por amor ala Ciencia y Wikipedia

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