Prohibido molestar a Wally
Es un adolescente tal vez un poco atolondrado, o atolondrada, que hoy en día no se sabe. No le gusta hacer lo que hacen los demás, no le va el grupo. Es un espíritu libre y aventurero. Salió de su casa hace unos meses y la última vez que se fue visto disfrutaba de las playas de Pembrokeshire, en Gales. Se llama Wally.
En febrero se paseó por Vorupør, en Dinamarca, un pequeño pueblo costero de algo más de 600 habitantes. Parece ser que le atrajo este destino, en el parque nacional de Thy, con amplias zonas protegidas de naturaleza, playas y dunas. De ahí, un salto a otro punto poco conocido, pero turístico también, la isla de Valentía, uno de los lugares habitados más occidentales de Europa.
Situada al oeste de Irlanda, en el condado de Kerry, Valentia es también un lugar turístico porque desde esta isla se extendió el primer cable telegráfico trasatlántico submarino que unió Europa con Estados Unidos . Solo por este hecho apetece conocer la isla. No sé si Wally pensó lo mismo. Allí, en las rocas de esta pequeña isla la vio Alan Houlihan y su hija de cinco años Muireann.
Nuestra morsa, pues Wally es una morsa de cerca de una tonelada de peso, “parecía estar muy cansada y confundida sin saber muy bien dónde se encontraba”, según informó el Irish Mirror.
Y la pregunta es lógica: ¿cómo ha llegado una morsa del tamaño de una vaca a un destino a miles de kilómetros de su lugar habitual en el Ártico?
El biólogo marino Kevin Flannery especuló que el animal pudo quedarse dormido en un iceberg a la deriva. «Estará bastante cansado y hambriento en esta etapa, pero si recupera las fuerzas, espero que vuelva a subir», añadió.
Pero el viaje de Wally no terminó en esa playa. Viajó 450 kilómetros más al sur, desde el condado de Kerry hasta Pembrokeshire (Gales), en sólo seis días.
Rod Downie, director de las regiones polares en WWF, cree que es extremadamente raro el viaje al sur de Wally y considera más probable que la joven morsa sea una aventurera vagabunda en busca de nuevas zonas de alimento.
Es tanta la expectación que Wally ha despertado que la policía local galesa y la RSPCA (Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad con los Animales) han emitido un comunicado conjunto para pedir que se mantenga la distancia con Wally. El inspector de la RSPCA Keith Hogben explicó a la prensa que este animal está protegido por la Ley de Fauna y Flora Silvestres de 1981, “por lo que molestarle podría constituir un delito». Y aconseja: «La gente debe disfrutar de Wally desde lejos, evitar asustarle y permitirle descansar y conservar su energía».
Por el momento Wally se dedica a hacer lo que hacen las morsas: comer mucho y dormir mucho. Y todos confían en que, una vez haya descansado y cogido fuerzas, vuelva a casa.
ANA AMADOR
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CURIOSIDADES
Isla de Valentía. La isla, situada en el extremo de la península Iveragh, en el condado de Kerry, fue el lugar elegido para conectar uno de los extremos del primer cable telegráfico transatlántico, una historia que, por cierto, cuenta maravillosamente el escritor Stephan Zweig en su obra Momentos estelares de la humanidad. Tras varios años con intentos fallidos, finalmente se consiguió establecer la comunicación entre Foilhommerum Bay y la isla de Terranova (Canadá) en 1866. Los cables telegráficos estuvieron funcionando desde la Isla de Valentia durante cien años, hasta que quedaron obsoletos en 1966.
Interesante la noticia de Wally, tengo la impresión que los seres aventureros
despiertan en la mayoría de nosotros una sana envidia y más en estas circunstancias pandemicas. Que ganas de viajar tenemos, los de tierra adentro de ver el mar y hacer la foca, comer, dormir, nadar…