Juan Gray Watson, un escocés en Águilas
DE GRANDES COMERCIANTES, ESPÍAS, TÍOS ABUELOS Y FÚTBOL
Siempre me han gustado las historias de espías. De hecho, me hubiera encantado ser una espía, pero de novela. En fin, que cuando alguien habla de ello, voy y me intereso. Hace unos días, El País publicaba una historia que me atrajo seductoramente por dos motivos: hablaba de espías y citaba el pueblo de mi padre, Águilas (Murcia).
Así que leí con interés el reportaje del periodista Vicente G Olaya en que nos hablaba de los ingleses que llegaron a Águilas a finales del siglo XIX, primero atraídos por el negocio del esparto y, más tarde, por el comercio de minerales. Olaya nos contaba la historia del escocés Hugh Borthwick, que habitó en la isla del Fraile (Águilas) en 1912, que trabajaba para el servicio secreto británico. Un espía en este pueblo murciano que por aquel entonces no llegaba a los 16.000 habitantes.
Águilas en aquella época era un hervidero de actividad centrada en el negocio del esparto y la minería, y contaba con una importante colonia británica. Brothwick vigilaba el embarcadero del Hornillo donde los buques cargaban el hierro y avisaba cuando estos eran alemanes. Lo interesante de la noticia es que este escocés mantuvo intacto el islote de 6,3 hectáreas, lo que permite a los arqueólogos investigar sus yacimientos.
Giro argumental
Vaya historia, me dije. Ese mismo día llamé por teléfono una prima segunda, Juana, de 86 años, que vive en Águilas. Al preguntarle por la colonia inglesa que habitó allí, la prima de mi padre me cuenta que su madre, María Moreno López (1898) trabajó de “sirvienta con don Juan Gray”. ¿Juan Gray? Vuelvo sobre el artículo de El País donde se explica que la isla Fraile era propiedad del “banquero escocés John Gray que la vendió en 1910 al teniente coronel británico Alexander Borthwick y este se la traspasó a su hijo”, el famoso espía Hugh Borthwick.
Con este giro argumental, cambio de protagonista y mi interés pasa a centrarse en el comerciante John Gray Watson, conocido por los aguileños como Juan Gray (de hecho, una calle de Águilas, al lado del estadio El Rubial, lleva su nombre).
“Vivían, él y su mujer, en una casa muy grande siguiendo la playa del embarcadero del Hornillo, cerca de un monte donde había una cueva que utilizaban como bodega”, explica la prima Juana. “Mi madre estaba de cuerpo casa, esto es, para limpiar la casa, y también tenían una cocinera”. ¿Y había más familia trabajando para los ingleses?, pregunto. “Mi tío Pablo (Moreno López) era uno de los maquinistas de aquellas locomotoras antiguas que llegaban hasta el embarcadero del Hornillo cargadas del mineral de hierro. Eran máquinas a las que había que echar carbón con pala. Mi tío era Moreno, pero estaba más moreno por el carbón”, responde con sorna Juana. A veces se juntaban varios barcos de carga y ya sabemos que, si eran alemanes, el espía Hugh Borthwick los anotaba y filtraba al servicio secreto británico.
Figura clave
El profesor aguileño Antonio Hernández Moreno ha investigado en la historia de las compañías inglesas que llegaron a este pueblo murciano y en su libro “Aguilas y los ingleses” cuenta la historia de Juan Gray, que recaló en Águilas alrededor de 1890, y que un buen día, tres décadas después, se fue sin dejar rastro. Por Hernández Moreno he sabido que el principal socio y amigo de Juan Gray era precisamente Hugo Borthwick. Gray había comprado la isla del Fraile en subasta pública del Estado en 1899 por 190 pesetas. En 1904 la vendió a Borthwick. Me puedo imaginar los proyectos que tenía en la cabeza Gray cuando adquirió ese islote y me pregunto si alguna vez supo de la doble vida de su amigo Borthwick. ¿Prestaría él también un servicio a la Corona británica al vender la isla de Fraile al agente que iba a tener la misión de delatar los barcos alemanes cargados de hierro?
El propio Antonio Hernández, en conversación telefónica, me saca de mi error: “la isla se demarcó como mina y Juan Gray la utilizó de cantera”. De hecho, “Juan Gray era un gran comerciante y hombre de negocios, fue una figura clave en Águilas”. Tenía una fábrica de esparto, “La motivadora”, que vendía su producto a las fábricas de papel de Escocía. Fue también agente de minas y creó una banca. Gray “fue de los ingleses que más se integraron en Águilas y hablaba perfectamente español”. Una época donde la colonia inglesa tenía una importante presencia en este pueblo costero. En realidad, concluye Hernández Moreno, “Águilas fue la joya de la revolución industrial en España”.
La madre de Juana le vería en más de una ocasión, mientras limpiaba la casa, vestido con su traje verde y su bastón, listo para acudir a ver un partido de fútbol. ¿Fútbol? Sí, como buen escocés y amante de este deporte, Gray creó en 1900 uno de los primeros equipos de fútbol de España, el Aguilas Football Club. Fue mecenas y entrenador del equipo, que contaba con jugadores locales e ingleses. Entre ellos, su amigo Hugo.
Parece ser que Hugo Borthwick murió sin dejar herencia ni herederos, “ni haber pagado un solo céntimo en impuestos”, y la isla volvió de nuevo a ser propiedad del municipio. Algo que habría sido muy del agrado del poeta José Martínez Parra, que cuando se vendió a Gray ya criticó la venta del islote “a un súbdito inglés por mucho menos que un plato de lentejas” en un artículo publicado en La Correspondencia en España en 1904.
ANA AMADOR
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La historia de cómo el músico, profesor e investigador Antonio Hernández Moreno llegó a saber tanto sobre los ingleses en Águilas es novelesca. Indagaba en los archivos nacionales del Reino Unido para un trabajo sobre los Ballets Rusos y España y sobre el desconocido bailarín español Félix García, cuando se topó con documentos inéditos que hablaban de Águilas, de ingleses fallecidos en el pueblo, negocios allí abiertos, documentos comerciales… “Inglaterra tiene muchísima documentación sobre Águilas”, comenta. De su curiosidad por su patria chica y varios años de investigación en UK, tenemos que agradecerle varios libros con un completo recorrido por la historia de Águilas. Libros que le distrajeron de su objetivo inicial: la historia del misterioso bailarín apodado Felix el loco, que acaba de publicar (15 años después) con el título 30 castañuelas sobre Londres (2020).
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Sobre el ácido, sarcástico, alcohólico y satírico poeta José Martínez Parra es interesante leer la publicación de Info Aguilas y de la Región de Murcia Digital
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Sobre el primer club de fútbol que existió en Águilas en el que Juan Gray fue entrenador y mecenas, además de la información de Antonio Hernández Moreno, es interesante la que ofrece el historiador Juan Antonio Garre, en Cuadernos de Fútbol, la revista del El Centro de Investigaciones de Historia y Estadística del Fútbol Español (CIHEFE).
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Como dice la prima Juana, Águilas no es grande, pero tiene su historia. Ya lo creo.
Precioso artículo, Ana. Enhorabuena y gracias por compartir recuerdos tan entrañables e interesantes para los aguileños de nacimiento y de adopción.
Qué bonita historia Ana. ¡A tu padre le hubiera encantado!